La celebración de un referéndum de independencia en Escocia el próximo 18 de septiembre no solo genera dudas sobre el repartodel petróleo del Mar del Norte, el uso de la libra esterlina, o lareubicación de la flota de submarinos nucleares. El hipotético divorcio tras más de 300 años de feliz convivencia entre los escoceses y el resto del Reino Unido obligaría a mantener «conversaciones» sobre el futuro dedos valiosos cuadros de Tizianoadquiridos de forma conjunta por la National Gallery de Londres y las National Galleries of Scotland.
Según advertía este fin de semana a «
The Times» el director de la primera,
Nicholas Penny, la consulta escocesa «pone en cuestión todo el tema de la división» de
«Diana y Calisto», adquirido en 2012 por
45 millones de libras (unos 54 millones de euros), y de su pareja,
«Diana y Acteón», comprado por las dos pinacotecas en 2009 por 50 millones de libras (unos 60 millones de euros).
Las dos instituciones movilizaron fondos públicos y privados para adquirir las obras y evitar que se quedaran en manos privadas. El primero de los lienzos, que retrata una escena de la «Metamorfosis» de Ovidio, fue pintado por el artista veneciano entre 1556 y 1559 por encargo del rey francés Carlos I, como regalo para el monarca español Felipe II. Formaba parte de lacolección privada Bridgewater, donada por su propietario, el duque de Sutherland, a las dos galerías nacionales con la condición de que el tiziano fuera adquirido por ambas antes del final de 2012.
El museo londinense, de titularidad estatal, pagó 32,5 millones de libras, por 4,6 del escocés y 12,5 sufragados por el gobierno de Escocia. El resto de fondos fueron aportados por distintas donaciones privadas, en una frenética carrera contra el calendario para asegurar la titularidad pública de las obras.
Hipotética secesión escocesa
Un esfuerzo, que según Penny, el influyente director de la
National Gallery londinense, quedaría cuestionado por una hipotética secesión escocesa. «Compramos lo
s dos grandes tizianos juntos y los compartimos, y sería muy difícil defender que se trata de una colección
enteramente escocesa», advierte en su entrevista con el rotativo mencionado. Las dos pinturas, de hecho, pueden verse ahora en Edimburgo en el marco de los
Juegos de la Commonwealthque se celebrarán este verano en Glasgow. Penny defiende que la independencia pondría en peligro el arreglo actual, que permite que las dos obras sean disfrutadas de forma alterna a uno y otro lado de la frontera.
El gobierno escocés no lo ve así, claro. Y defiende que la posible independencia en marzo de 2016, el «día D» que marca la hoja de ruta del nacionalismo, no afectaría a los acuerdos existentes. «Existe una larga serie de arreglos para préstamos, intercambios y acuerdos con el resto del Reino Unido que deberían seguir en pie después de marzo de 2016», ha explicado la ministra de Cultura escocesa, Fiona Hyslop.
De la misma manera que el gobierno nacionalista defiende que la libra es patrimonio común de escoceses, ingleses, galeses y norirlandeses por igual –un argumento que Londres rechaza-, Hyslop asegura que «Escocia es propietaria actualmente de una parte de todas las colecciones nacionales británicas, y los museos nacionales y galerías tanto en Londres como en Escocia albergan objetos de diferentes partes del Reino Unido y colecciones reunidas en todo el mundo».
Las dudas sobre el futuro de los dos tizianos son una muestra más de las
complicaciones legales que plantea una separación que el nacionalismo escocés se cuida de presentar como
«light» e indolora, con el mantenimiento –se supone-, de la libra en los bolsillos, la Reina de Inglaterra en la jefatura del Estado, y los dos tizianos en las dos
National Galleries. Tras el debate desatado, la National Gallery londinense ha aclarado esta semana que «no hay nada que nos impida compartir la propiedad con una galería en
otro Estado soberano», y que los tizianos, pase lo que pase, «seguirán siendo compartidos y disfrutados por las dos instituciones como hasta ahora».
Pero algunos expertos consideran que cambios, por ejemplo, en el marco fiscal de las donaciones artísticas en una hipotética Escocia independiente podrían generar una gran incertidumbre jurídica en el futuro.
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