Estandarte Teniente General Blas de Lezo
El XVIII es el siglo donde desarrolló su vida Blas de Lezo, el más sobresaliente en la Marina Ilustrada, el momento de mayor esplendor en las expediciones científicas y la Edad de Oro en el desarrollo y construcción naval. A las 8 de la mañana el 7 de septiembre de 1741, el gran estratega naval de la historia, Blas de Lezo moría en Cartagena de Indias debido a las heridas recibidas en defensa de la misma ciudad. Hombre olvidado y relegado al olvido; reconocido y rememorado hoy en día en la famosa Exposición que dedica el Museo Naval de Madrid (18/09/13 - 13/01/14) a su gran figura.
Según el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid se destruyeron los documentos anteriores a 1760 debido a un incendio y por lo tanto, se perdieron muchos documentos relativos e importantes de la vida de Blas de Lezo y Olabarrieta sin encontrarse así su testamento militar; debido a los documentos secundarios sí se ha podido reconstruir la historia de su familia.
La exposición que dedica este año el Museo Naval de Madrid a este olvidado y gran personaje de nuestro país se divide en varias secciones que iremos desgranando a continuación.
Blas de Lezo
Blas de Lezo Olabarrieta, natural de Pasajes de San Pedro, Guipúzcoa, nació el día 3 de febrero de 1689 y falleció en Cartagena de Indias, Nueva Granada, el 7 de septiembre de 1741; primer marqués de Ovieco (a título póstumo), almirante español conocido como Patapalo, o más tarde como Mediohombre, por las muchas heridas sufridas a lo largo de su vida militar, es considerado uno de los mejores estrategas de la historia de la Armada Española. También se le conoce como “el héroe que salvó al Imperio Español”.
Como apertura podemos apreciar en la personalidad de Blas de Lezo un gran marino, hombre de armas, genial estratega, valiente, patriota y ejemplo de superación de la discapacidad. El mar fue su vida y al que dedicó su empeño y valentía siendo uno de los marinos más destacados en la Armada Española. Hombre de gran sentido militar, de origen vasco y formado en la Marina Francesa, devoto de su rey y de su patria por los que estuvo a punto de dar su vida y quedó inválido por la pérdida de una pierna, un ojo y la movilidad de uno de sus brazos. De familia de marinos, abuelo y bisabuelo lo fueron los dos, fue enviado a estudiar desde muy joven a Francia; ingresó en la École Royal donde impartían nociones elementales de navegación que le permitieron acceder a la Marina Francesa ingresando de ese modo como Garde de la Marine en la Armada franco-española.
La guerra de Sucesión.
Recorre su intervención en la guerra desde su ingreso de Guardiamarina hasta el segundo sitio de Barcelona y la recuperación de Mallorca. Se puede decir que en 1704 tuvo lugar la batalla naval más importante frente a Vélez-Málaga mientras la Guerra de Sucesión tenía lugar entre el enfrentamiento de Felipe de Anjou, apoyado por Francia y nombrado heredero al trono y el Archiduque Carlos de Austria apoyado por Inglaterra.
En Vélez-Málaga, después de la toma de la plaza de Gibraltar por la flota anglo-holandesa al mando de Rooke, entre el día 4 y 24 de agosto de 1704 tuvo lugar aquel combate con la flota franco-española al frente del conde de Toulose en el que ambos bandos ganaron la batalla y se adjudicaron la victoria. Una bala alcanzó su pierna izquierda y tuvo que ser amputada en este primer enfrentamiento; Luis XIV le ascendió a Alférez de Navío por el valor demostrado en la contienda.
En 1706 comenzó el asedio de la ciudad de Barcelona por parte del ejército borbónico. La flota anglo-holandesa desembarcó con 100.000 hombres en las costas de la ciudad y los borbónicos tuvieron que rendirse.
Durante los siguientes años defendió Peñíscola y Palermo contra los ingleses siendo ascendido a Teniente de Navío y destinado a Tolón (dicho puerto fue invadido por el Duque de Saboya) en donde se le encargó el mando y la dirección de los convoyes cargados de municiones que se enviaban a Felipe V desde Francia hasta Barcelona, perdiendo en el combate su ojo izquierdo
En 1710 fue promovido a Capitán de Fragata, al mando de una simple fragata rindió a once barcos ingleses, entre ellos el navío de guerra inglés Stanhoppe comandado por John Combs; en 1712 pasó a servir bajo las órdenes de Andrés de Pes, almirante que quedó maravillada por su valía y fue ascendido a Capitán de Navío; más tarde fue destinado a Barcelona al mando de Campanella, donde quedó inutilizado su brazo en los enfrentamientos que tuvo con el enemigo; en 1714 pasó con una de las escuadras de don Andrés del Pez a Génova, para llevar a España a la Reina doña Isabel de Farnesio, pero al haber realizado finalmente el viaje por tierra, regresó la escuadra, y se dirigió a la recuperación de la isla de Mallorca. En 1720 fue nombrado Comandante de Nuestra Señora del Pilar o conocido también como León Franco o Lanfranco y es integrado en una escuadra hispano-francesa al mando de Bartolomé de Urdizú con el único objetivo de limpiar de corsarios y piratas los Mares del Sur o las Costas del Sur.
El resurgir de la Armada en el siglo XVIII
En este período se analiza la transformación de la Armada durante el reinado de Felipe V: la organización del Gobierno; la promoción de los astilleros, de la construcción naval y de la industria complementaria; y el impulso a la formación de oficiales técnicos y científicos. El XVIII fue el siglo de mayor esplendor y apogeo en la construcción naval, labor que se llevó a cabo por José Patiño y Rosales, nombre por Felipe V, Intendente General de Marina en 1717 y posteriormente, Secretario de Marina e Indias en el año 1726. De esta forma se consolida la Armada y se organiza la Real Compañía de Guardamarinas, origen de la Escuela Naval que contó con la mejor preparación de los cadetes en campos científicos y técnicos – matemética, cosmografía, maniobra, construcción… al mismo tiempo que en educación en las artes de galantería caballeresca. Patino organizó el actual Cuerpo General de la Armada y el Cuerpo del Ministerio o actual Cuerpo de Intendencia.
José Patino, italiano y de origen gallego, fue uno de los hombres que dio mayor esplendor a la Armada Española en el S.XVIII; así se puede decir que Patiño restauró las flotas y las pequeñas armadas en una única y común. Creó astilleros en Ferrol y en Cádiz al mismo tiempo que arsenales donde desarrollar al máximo la construcción naval.
Entre los personajes más importantes y destacados en la construcción de la poderosa flota española destaca el marino y constructor Antonio de Gaztañeta que escribió una obra clave como referencia para unificar la construcción de los buques de la Real Armada, cuyo título es “Proporciones de las medidas más esenciales para la fábrica de navíos”. Pasó el tiempo y sus exigencias en la construcción de los buques no fueron suficientemente sólidas en la construcción de los navíos. Sus sucesores, Ciprián Autrán y Juan Pedro Boyer mejoraron los sistemas y botaron el primer navío de tres puentes español. El nuevo sistema constructivo llamado “a la española” se impuso en los arsenales en la primera mitad del S.XVIII.
Así, en el XVIII se pasa del mero artesano al ingeniero y la construcción de buques resurge con los nuevos conocimientos, camino hacia la aplicación del saber científico. Se crearon nuevos instrumentos para mejorar el combate y la navegación.
El Tratado de Utrecht.
Firmado el Tratado de Utrecht en 1713 para reforzar el poderío naval español, se construyen nuevos arsenales en Ferrol, Cádiz y Cartagena y más tarde, en La Habana. Este tratado ponía fin a la guerra de Sucesión española en la que se enfrentaron tropas aliadas contra España y Francia. La primera tentativa para poner fin a la Guerra de Sucesión Española fue en 1709 y partió de Luis XIV. Se reconoció en los acuerdos de paz a Felipe V como monarca español aunque sin derecho a la corona francesa al igual que España perdió las posesiones europeas. Los ingleses reforzaron sus privilegios en el comercio de esclavos con la firma del “Derecho de Asiento” y el “navío permiso”. El Peñón de Gibraltar y Menorca siguieron siendo tierra británica. La isla de Menorca quedó en manos de la corona británica y duró hasta el período comprendido en 1756 y 1763 que pasó a manos de los franceses, volviendo a ser de los españoles en 1802 por el Tratado de Amiens.
Blas de Lezo vivió en Lima más de diez años en los que su labor en aquellos territorios fue principalmente frenar el contrabando. Llegó al Puerto del Callao en 1920. Se le considera un hombre valiente, fuerte psicológica y anímicamente, audaz y obstinado que reorganizó la Armada del Mar del Sur escoltando a los buques que llevaban la plata desde Callao hasta Panamá. En aquel entonces, Patiño le solicitó que reformase la Armada Española y la modernizase; para tal misión le envió a Perú en el cual tuvo serios problemas con el virrey que intentó desprestigiarle y poner en tela de juicio sus competencias y buen hacer. El mar fue el punto clave que estuvo siempre presente en su vida; nació, vivió y murió cerca de él. El entorno familiar y social que le rodeó también se relacionó notablemente con el mar. Hombre enérgico, de actividad y resistencia para la fatiga. A pesar de sentirse cohibido para entablar relaciones sentimentales con las mujeres debido a sus múltiples mutilaciones en su fisiología, durante su estancia en América frecuentó lugares donde se reunían miembros de las altas escalas de la sociedad en donde rivalizaban damas y caballeros. Allí se fijó en una dama llamada Josefa Pacheco de Benavides y Bustos con la que se contrajo matrimonio en 1725 y contó con su apoyo y cariño hasta el día de su muerte en 1741. Se casaron en la Ciudad de Los Ángeles (Lima) el 5 de mayo de 1725; el matrimonio tuvo lugar en el pueblo de la Magdalena, en la hacienda y casa del Doctor don Tomás de Salazar y ofició el matrimonio el Arzobispo de dicha ciudad. Ella provenía de una familia noble cuya posesión de los mayorazgos fue litigada por Blas de Lezo desde 1729. Los hijos de este matrimonio se han podido reconstruir a partir del testamento en 1735 y el de su abuelo paterno en 1752. Los hijos que tuvieron desde 1735 hasta 1741, año en que falleció Blas de Lezo. Así tuvieron 7 hijos: Blas Fernando o continuador de la línea familiar y I Marqués de Ovieco; Josefa Anastasia, Cayetano Tomás, Pedro Antonio, Agustina Antonia, Eduvigis Antonia e Ignacia Antonia.
En 1730 volvió a España y se le ascendió a jefe de la escuadra naval del Mediterráneo; allí consiguió bajo amenaza de bombardeo, que la República de Génova devolviera a España dos millones de pesos de los que se había apropiado indebidamente. En 1732 participó en la conquista de Orán, aniquilando a las escuadras berberiscas y arrasando a sangre y fuego sus bases. Blas de Lezo trasladó a su familia a vivir al Puerto de Santa María desde el año 1736. El 7 de mayo de 1735, un año antes, Blas de Lezo otorgó su testamento militar ante el escribano, don Bernardo Echeytia.
Cartagena de Indias.
De vuelta a América en 1737 con los navíos Fuerte y Conquistador como Comandante General de Cartagena de Indias; el 7 de febrero de 1739 Blas de Lezo partió desde Cádiz hasta Cartagena de Indias, siendo puerto estratégico clave para el control de los territorios americanos, frente a la escuadra inglesa del almirante Vernon. Allí en marzo de 1741, tuvo que defenderse de la selva flotante de Vernon que fondeó delante de las islas que protegían la Bahía de Cartagena. Los ingleses buscaron una excusa para iniciar la guerra con España siendo ésta el apresamiento de un barco corsario comandado por Robert Jenkins cerca de la costa de Florida. El capitán Juan León Fandiño apresó el barco corsario y cortó la oreja de su capitán al tiempo que le decía: «Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve.»
En la batalla de 1741, España contaba con medios muy inferiores a los ingleses por lo que su victoria en Cartagena de Indias se convirtió en una de las hazañas más gloriosas y más importantes dentro de la historia militar y marítima del S.XVIII. La flota inglesa contaba con navíos de guerra y embarcaciones 15 veces mayor que la española, al igual que el contingente humano que disponía. La victoria en la bahía de Cartagena de Indias sobre Vernon puso de relieve la habilidad y la gran visión de Blas de Lezo en las operaciones estratégicas y marítimas que supusieron por tanto, garantizar una alta hegemonía para España. Esta batalla liberada en tierras caribeñas supuso reforzar la plaza en Cartagena de Indias, estar en un continuo estado de alerta ante los ataques de los ingleses y protegiendo la bahía con dos cables sobre dobles anclas entre los fuertes de San Luis y San José y con la ayuda de cuatro buques para cerrar la bahía (El Galicia, el San Felipe, el África y el San Carlos).
El éxito de la contienda que tuvo lugar en Cartagena de Indias recayó sobre todo, en el máximo responsable y autoridad, el virrey de Nueva Granada, Sebastián de Eslava y Lazaga, teniente coronel de una excelente trayectoria ya que fue capitán del Regimiento de Guardias Españolas y coronel en los de Asturias y Castilla al igual que, caballero de Santiago, comendador de la Orden de Calatrava. A Eslava se le concedió el título de marqués de la Real Defensa, a Vernon se le levantó un monumento en la Abadía de Westminster, panteón de los héroes británicos a pesar de enterrar las monedas y medallas que se habían confeccionado para conmemorar la victoria inexistente; sin embargo, a Blas de Lezo se le relevaba de todos sus cargos debido a una Real Orden del 21 de octubre de 1741, a pesar de los informes favorables dados por el secretario de la Marina, José Patiño.
Blas de Lezo falleció el 7 de septiembre de 1741 a causa de las heridas producidas en la contienda librada por los ingleses. El lugar donde se le enterró no está muy claro pero algunos autores creen que fue en la Capilla de de la Vera Cruz de los Militares, cerca del Convento de San Francisco.
El Rey premió veinte años después la deuda contraída por la Patria y vinculando en la familia de Lezo el título de Marqués de Ovieco y en la de Eslava el Marqués de la Real Defensa.
El Comercio con las Indias.
Las plantas de la pimienta y la del cacao llegaban a España a través del comercio ultramarino de la flota de Indias, fuente de primer orden para la Corona española. La industria de la seda se establece en nuestro país en el siglo X en las ciudades Sevilla, Murcia y Valencia, extendiéndose en el XVIII por los virreinatos sobre todo de México ya que era imposible abastecer con la producción textil de la seda a todas las colonias.
El maravedí se instauró como la unidad de cuenta y el escudo y el real como unidades principales de sistema de plata y oro regulando así en las Indias el comercio y la economía. La Ordenanza del Corso del 17 de noviembre de 1718 fue una patente obligatoria concedida por Felipe V y una modificación de la ya realizada en 1702 y ésta a su vez, otra modificación de las ordenanzas españolas promovidas por Felipe IV. De los 40 artículos que componían la Ordenanza de 1718, la mitad trataban de las medidas de los apresamientos, otros muchos de los juicios. Esta ordenanza fue modificada de nuevo en 1739 cuando el rey Felipe V decide someter los armamentos a la potestad de su hijo Felipe.
En el siglo XVIII se reguló el comercio con esclavos y descendió en relación a los siglos anteriores; sin embargos, el comercio de los negros africanos supuso un recurso que dio gran esplendor a la minería. En 1789 se estableció una cédula de su Majestad por la que se concedió la venia para comerciar con los esclavos sin necesidad de pagar tasas. En el Tratado de El Pardo de 14 de enero de 1739, firmado por España e Inglaterra, se establecieron las normas del comercio de los ingleses en las Américas Españolas.
La Memoria de Blas de Lezo.
La presencia de Blas de Lezo en la Armada moderna, desde el primer acorazado que llevó su nombre hasta la fragata F-103. Es el buque de la Armada que lleva en la actualidad su nombre, construida en el astillero de Navantia en Ferrol y se entregó a la Armada el 16 de diciembre de 2004 cuyo lema es:
“Ornatus mei arma sunt requies mea pugnare”
(Mis arreos son las armas, mi descanso la pelea)
Es el quinto buque de la Armada que lleva el nombre de Teniente General Blas de Lezo y Olavarrieta cuyo emblema toma su diseño del escudo de armas del insigne marino.
La personalidad de Blas de Lezo se puede caracterizar como un gran marino, hombre de armas, genial estratega, valiente, patriota y ejemplo de superación de la discapacidad.
Mariela Beltrán y Carolina Aguado, comisarias de la exposición actual, destacan en la figura de Blas de Lezo a un hombre notable, marino y estratega sobresaliente, invicto, leal y un verdadero funcionario al servicio del Estado por encima de sus intereses….
Asociación Cultural Blas de Lezo
La Asociación Cultural Blas de Lezo, se constituyó el 7 de Junio de 2013 como consecuencia de la coincidencia en las inquietudes comunes de sus Socios Fundadores en admirar la figura y la gesta histórica de Don Blas de Lezo; fue inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones del Ministerio del Interior, desde el 22 de julio del 2013, en el Grupo I, Sección 1ª, Número Nacional: 603326. Sus fines u objetivos principales son: dar a conocer a la sociedad la figura histórica de Blas de Lezo, promover las vías de actuación y difusión de la vida de Blas de Lezo, sus hazañas, su gesta histórica, su ejemplar conducta mediante todo tipo de actividades ante entidades privadas y públicas, y promover la amistad y el entendimiento entre sus asociados y las personas que se acerquen a sus actividades.
BIBLIOGRAFÍA
- Ministerio de Defensa (2013). Blas de Lezo, el valor del Mediohombre. Madrid, Museo Naval (exposición).
- Bermúdez Plata, Cristóbal. Narración de la defensa de Cartagena de Indias contra el ataque de los ingleses en 1741. Sevilla (1912).
- Blas de Lezo, el malquerido, Carlos Alonso de Mendizábal. España, Dossoles, 2008.
- Don Blas de Lezo. Defensor de Cartagena de Indias, Gonzalo Quintero Saravia. Colombia, Planeta, 2002.
- Manuel Rodríguez, José. El vasco que salvó al Imperio Español. El almirante Blas de Lezo, España, Ed. Áltera, 2008.
- Vicente Pascual, José. “Almirante en Tierra firme”. Ed. Áltera – Madrid, 2013. Premio Hispania de Novela Histórica, 2013.
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