Siete años después de su edición en Francia,
«La verdad sobre Jacqueline y Pablo Picasso» (Elba), el libro con el que la periodista
Pepita Dupont ahonda en la vida del pintor y su última esposa y en el que aseguraba que Jacqueline Picasso habría donado a España los
61 cuadros del genio malagueño que se expusieron en 1986 en el Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC), sigue
levantando ampollas.
Así, poco antes de presentar la primera traducción al castellano de la obra, la editora informa de que, por orden judicial, la edición española del libro deberá incluir un inserto que anuncie que
su autora fue condenada por la justicia francesa por difamar a la hija de Jacqueline, Catherine Hutin, e insinuar que suprimió o hizo suprimir el testamento de su madre.
Lo que no queda claro es si el aviso debe añadir que, frente a los 200.000 euros que pedían los demandantes, Dupont fue condenada a pagar una multa simbólica de un euro ya que, según el juez, las afirmaciones de la periodista, amiga íntima de Jacqueline, fueron hechas «de buena fé». Una buena fe a la que la periodista sigue apelando para asegurar que una de las últimas voluntades de Jacqueline Picasso, que se suicidó en 1986, habría sido donar esos 61 cuadros a España. «Nunca vendió una pintura de Picasso. Era una persona muy generosa. Para ellos, el arte era total. Una manera de vivir y de compartir con los demás», sostiene Dupont, quien desvela que la propia mujer de Picasso le telefoneó para explicarle que ya había elegido con Aurelio Torrente, por aquel entonces director del MEAC, «las 61 obras que se expondrían en Madrid y que ya no volverían a Francia». «No solamente me lo dijó a mí: también lo sabía su hija Catherine, el abogado de Picasso, Roland Dumas, y el presidente Mitterrand», explica.
De ahí que, pese a reconocer que seguramente existián «intereses políticos y diplomáticos» que se le escapan, Dupont considere que«España debería haber peleado más por los cuadros de Picasso». De esas 61 obras, escribe la periodistas en el libro, «solamente una, “Monumento a los españoles muertos por Francia”, de 1947, regresó a España. El cuadro se encuentra hoy en el Museo Reina Sofía, junto al “Guernica’. Pero nadie menciona el nombre de la verdadera donante: Jacqueline Picasso».
Será por eso que Dupont asegura que, más allá de buscar polémicas y airear confidencias, su intención a la hora de publicar «La verdad sobre Jacqueline y Pablo Picasso»
no era otra que la de dar testimonio de su amistad y «defender a Jacqueline en contra de lo que se decía en la familia». «Y también defender a Picasso, de quien se decía que era un monstruo», añade.
A vueltas con ese supuesto testamento que Jacqueline habría redactado antes de morir y que su hija asegura que no existe ni existió, Dupont se reafirma e insiste una vez más en que es real y que ella lo vio. «No tengo copia del testamento, pero lo he visto. Y también el artista chileno Gastón Orellana, que tiene miedo a decir en los tribunales lo que ha visto», explica la periodista, quien ironiza asegurando que cuando Picasso murió y el Louvre recibió en donación la colección de arte del pintor malagueño, nadie se preocupó por el hecho de que no hubiese papeles de por medio.
Polémica en tres actos
Marina Picasso: La nieta del pintor, Marina Picasso, demandó a Dupont por asegurar en su libro que su hermano, Pablito Picasso, era adicto a las drogas y murió después de haber ingerido lejía.La justicia consideró improcedente esta querella ya que Marina renunció a ser heredera de su hermano.
Catherine Hutin: La hija de Jacqueline demandó a Dupont por insinuar que habría hecho desaparecer el testamento de su madre. La justicia condenó a la periodista a pagar un euro por «atentado a la vida privada» de Hutin.
El muro familiar: «Es un milagro que el libro salga en español, ya que todo lo que tenga que ver con Picasso está muy controlado por la familia», confiesa Dupont, cuyo libro, asegura, fue vetado en la tienda del Museo Picasso de París.
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