Una insólita “pintura-testamento”
'Braithwaite redactando su testamento', autor desconocido | Crédito: Google Culture Institue - Abbot Hall Art Gallery Noticia por .noticias.yahoo.com
La finalidad de las obras de arte ha sido de lo más variada a lo largo de la Historia: desde creaciones con un mero sentido estético, hasta representaciones que dan forma a distintos cultos religiosos, pasando por obras con sentido propagandístico, conmemorativo o, simplemente, piezas realizadas para satisfacer la vanidad de los encargantes.
[Relacionado: Un rosario de “muertos vivientes”]
Sin embargo, en el mundo del arte siempre hay lugar para la sorpresa, y entre las variadas motivaciones que pueden llevar a alguien a encargar una obra de arte, hay algunas que –sobre todo desde un punto de vista moderno–son capaces de dejarnos con la boca abierta.
Ese es el caso de una modesta pintura de autor desconocido que se exhibe en las salas del Abbot Hall Art Gallery and Museum de Cumbria, en el Reino Unido, y cuya creación se remonta a comienzos del siglo XVII, concretamente al año 1607.
La pintura –un óleo sobre lienzo de 66 por 59 centímetros–, se titula ‘Thomas Braithwaite de Ambleside haciendo su testamento’. Y, en efecto, eso es lo que observamos en el cuadro: al citado Braithwaite en su lecho de muerte, con aspecto pálido y enfermizo, mientras pone por escrito sus últimas voluntades, acompañado en todo momento por otro personaje, que no es otro que su amigo George Preston de Holker.
Este último detalle lo sabemos gracias a que sobre la cabeza de Preston aparece su escudo de armas, lo que permite ponerle nombre sin lugar a dudas. Tampoco hay dificultad para identificar a Braithwaite, pues sobre su cabeza se muestra un epitafio en el que puede leerse: “Thomas Braithwaite, de valores nobles, murió el 22 de diciembre de 1607, a la edad de 31 años”.
La escena se completa con otros textos que aparecen plasmados sobre las almohadas en las que reposa Braithwaite, y que están escritos en latín, inglés y francés. Son textos bíblicos extraídos de distintas partes de las Escrituras.
Detalle de la pintura, con la redacción del testamento | Crédito: Google Culture Institute - Abbot Hall Art Gallery …
Nuestro protagonista murió sin dejar descendencia, y en su testamento –que ha llegado hasta nuestros días–, dejó la mayor parte de sus pertenencias a su hermano Gawen. A su fiel amigo George Preston, representado junto a él en el lienzo, Braithwaite le dejó diez libras, además de una valiosa Biblia acompañada de varias ilustraciones en miniatura.
Una de estas obras miniadas –una acuarela conservada en el Yale Center for British Art– es precisamente una versión menor de la pintura con la que comenzamos este artículo. Y curiosamente no es la única “copia” realizada sobre tan macabro tema: parece ser que su amigo Preston destinó las diez libras recibidas en herencia para tallar en madera la misma escena.
Pero, ¿por qué tal obsesión por plasmar un tema tan aparentemente morboso? Si se trataba de recordar al finado, un retrato más convencional parece más conveniente… La explicación a este y otros casos –pese a lo llamativo que resulta, fue más habitual de lo que podamos imaginar–, es bastante prosaica, en realidad.
Durante el siglo XVI y especialmente en el XVII, en algunos países europeos se acostumbraba a representar a los moribundos –o a enfermos que sabían que su muerte estaba próxima–mientras redactaban sus testamentos. De esta forma evitaban eventuales discusiones por cuestiones de herencias, eliminando mediante las obras de arte cualquier suspicacia sobre sus últimas voluntades.
Pero además había otra razón si cabe más importante, en este caso de índole religiosa. En aquellos años de la Edad Moderna se creía que si el fallecido demostraba de algún modo que había dejado sus asuntos terrenales bien “atados”, entonces su paso a la vida ultraterrenal sería mucho más fácil.
[Relacionado: Transi, las espeluznantes tumbas-cadáver]
De ahí, por tanto, el empeño de Braithwaite y su amigo Preston por dejar claro –mediante tres versiones de la obra–, que sus asuntos legales habían quedado resueltos antes de decir adiós a este valle de lágrimas.
Fuente: LLEWELLYN, Nigel. The Art of Death: Objects from the English Death Ritual, 1500-1800. Reaktion Books, 1991.
No hay comentarios:
Publicar un comentario