ARTE
El Palacio Real de Madrid abre al público espacios muy señeros por vez primera
JAIME GARCÍA. VÍDEO: CAROLINA MÍNGUEZ NOTICIA POR ABC.ES
El Salón del Trono no solo se podrá ver, también pisar. Dos salas nobles anexas y un balcón sobre la gran escalera dejan de ser inéditos para los visitantes
Los excelentes datos del turismo en nuestro país también han alcanzado a los Reales Sitios de Patrimonio Nacional, que durante Semana Santa han visto incrementar sus visitantes en un 18% respecto al año anterior.
Pero no acaban ahí las buenas nuevas, que ayer presentaban a la prensaJosé Rodríguez-Spiteri y Alicia Pastor, presidente y gerente de Patrimonio Nacional, respectivamente; y José Luis Díez, que se acaba de incorporar como director de las Colecciones Reales y del futuro museo. Su buque insignia, el Palacio Real de Madrid, no solo ha renovado su recorrido –el orden de las salas es ahora mucho más lógico–, sino que ha abierto al público espacios que hasta ahora permanecían cerrados a los visitantes.
Tradicionalmente, el primer lugar que veían era el Salón del Trono, su espacio más señero. Y decimos veían y no visitaban, porque tan solo se podía observar desde la puerta. Eso ha cambiado.
Ya desde ayer había mucho público arremolinado en este impresionante lugar –también llamado Salón de embajadores o de Reinos en el siglo XVIII–, pie en tierra sobre mullidísimas alfombras(convenientemente protegidas). Ahora sí es posible admirar en todo su esplendor el soberbio fresco de Tiepolo que corona la bóveda:«La grandeza de la Monarquía Española».
El Salón del Trono, un espacio emblemático, testigo de importantes acontecimientos de nuestra Historia, ha sido reacondicionado y es la guinda del pastel, el espacio con el que se cierra el recorrido, no el que lo abre. Para llegar a él se ha diseñado un nuevo itinerario, que cambiará completamente la experiencia de la visita del público a este monumento: salas que solo se utilizaban en actos de Estado ahora pueden ser disfrutadas por todos.
La Flor de Lis borbónica
Es el caso de la llamada antecámara oficial (o pieza de etiqueta deCarlos IV), una preciosa habitación enfundada en terciopelo de seda azul –el color de la Casa de Borbón– con el monograma de Alfonso XIII y la Flor de Lis borbónica. En la sala destacan el gran retrato de Carlos III, obra de Mengs, así como el fresco «La conquista del Vellocino de Oro», de Giovanni Domenico Tiepolo. También cuelgan retratos de Alfonso XIII y Victoria Eugenia, así como bustos de los actuales Reyes.
Bajo una impresionante lámpara, una mesa francesa del XIX, regalo del pueblo de Gibraltar al Monarca. De esta sala se accede a otra no menos espectacular, en este caso con paredes forradas en carmesí, de las que cuelgan hermosos tapices enmarcados. Se la conoce como «Saleta oficial» y es la puerta de entrada al Salón del Trono: accedían a este espacio quienes pedían audiencia al Rey. Carlos IV comía en esta habitación.
Junto a los tapices, destacan un velador con las iniciales de Carlos IV y su esposa, María Luisa, y un fresco de Tiepolo. El tercer lugar inédito hasta la fecha para el público es el Camón, un balcón cerrado desde el que se tiene una vista privilegiada de la gran escalera italiana del palacio y ofrece nuevas perspectivas de los frescos de Giaquinto.
Gracias a un Real Decreto con fecha de 28 de marzo de este año, se ha modificado el reglamento de la Ley reguladora de Patrimonio Nacional, que databa de 1987, para adaptar su estructura a la próxima apertura del Museo de las Colecciones Reales. A la espera, se han llevado a cabo mejoras: una nueva iluminación Led, que permite un importante ahorro energético (solo el comedor de gala cuenta con 900 bombillas); audioguías modernizadas, la reordenación de piezas decorativas (bronces, porcelana, cristal), la apertura de un nuevo centro de recepción de visitantes en julio... También se replantearán todos los Reales Sitios para que refuercen su identidad histórica. Renovarse o morir.
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