Arturo Rivera, “el mayor pintor de su generación”: Lizalde
El poeta, Avelina Lésper y Sandra Lorenzano hablaron de la obra del artista plástico.
milenio.com El volumen reúne 240 imágenes. (Héctor Téllez)
JESÚS ALEJO SANTIAGO
México
En la pintura de Arturo Rivera pareciera estar reflejada la fealdad, el terror, pero al final apuesta por reflejar la realidad, por mostrar un torrente aterrador en el que hay tragedia y drama, aunque todo ello lo convierte en el pintor "más importante de su generación", dijo anoche Eduardo Lizalde.
"Arturo ha producido un prodigioso torrente aterrador de admirable belleza y perfección. Pienso que es el mayor pintor de su generación; él mismo ha dicho que muchos de sus cuadros aterran, que asustan a los conservadores, que algunos de ellos se resisten —aunque sean notables e interesados que adquieren cuadros— a montar en los muros de una habitación un cuadro de Arturo Rivera."
Durante la presentación del libro Arturo Rivera (Editorial Resistencia, 2014), celebrada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el poeta aseguró que en la obra del artista hay tragedia y drama, y sobre todo una visión descarnada del mundo que ha vivido y ha padecido.
"Un mundo que se observa a su alrededor en la realidad social y cultural en la que él vive y vivimos nosotros. El creador escribe sobre sus experiencias personales, así sean terribles como algunas de las que ha vivido Arturo, como de la realidad social injusta, aterradora, imponente, que nos rodea".
Para Avelina Lésper, las imágenes de Rivera son una venganza, "son una afrenta. No deberíamos mirarlas, no deberíamos tolerarlas, porque pinta lo que odiamos"; de alguna manera su pintura es la orgía de los despreciables: "Pinta a los que están al margen, pinta a los parias".
"Rivera tiene la capacidad creadora, la más profunda sabiduría técnica y pinta al horror. Para su talento no es suficiente la armonía física y espiritual que Platón llama belleza: Rivera necesita aún más y se hunde en la terrible representación de lo humano, en los cuerpos ultrajados, en estados de histeria, en la vergüenza de no ser."
Lésper está convencida de que ya está dejando escuela y muchos artistas contemporáneos son influidos por su mirada estética y la temática de sus obras: "Si los dioses, en lugar de ser bellos, fueran repugnantes, cómo es que Rivera no le teme a la fealdad, cómo es que se regodea en la representación de eso que nadie quiere para sí mismo".
"Deseo que el maestro Arturo Rivera esté aquí (en el Palacio de Bellas Artes), no nada más por un momento, sino como augurio de una exposición dentro del recinto, no sólo porque lo merece Arturo, porque lo merece Bellas Artes."
En una reunión moderada por José Luis Martínez S., director del suplemento Laberinto, Sandra Lorenzano propuso su acercamiento más poético a una obra que parece más un golpe en el esternón, "un golpe feroz al plexo solar, donde dicen que se concentran los ecos de todos los dolores: imaginabas un susurro, pero fue grito que partió la noche en mil pedazos".
"En la época del abigarramiento, la banalidad, el espectáculo que convierten en superficiales y frívolos los caminos recorridos, Rivera depura, adelgaza la estridencia, acalla el griterío: la poética del silencio como el camino para la alquimia", destacó la escritora.
El libro tiene más de 240 imágenes, así como textos a cargo de Avelina Lésper, Jaime Moreno Villarreal, Eduardo Ramírez, Guillermo Sepúlveda y Armando Ramírez.
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