29 de abril de 2014

CULTURA

El arte de meterse en la boca del lobo

Un artista granadino de origen judío se encierra con ocho neonazis alemanes en Berlín, en una performance que denuncia el auge del fascismo en Europa
El arte de meterse en la boca del lobo
Imagen promocional de la performance. :: JULIA MARTÍNEZ                       
http://www.ideal.es/
El artista granadino Omar Jerez se dirigía a Berlín para realizar la que puede ser, en sus propias palabras, su última performance: en la capital alemana se encerrará con ocho neonazis, dos de ellos con delitos de sangre, con su kipá, el gorro ritual de los judíos, en la cabeza.
La pieza se llama '88 credos de Adolf Hitler sobre la Torá'. «No sé lo que va a pasar. Puede que haya silencio, palabras o más que palabras. No sé si me van a apuñalar, si me van a dar una paliza o si se van a hacer los demócratas -confesaba Omar mientras aguardaba el avión que le conduciría a ese incierto destino-. Yo soy judío y ellos odian a los judíos, odian a los turcos... Están locos».
Omar Jerez (Granada, 1980) es hijo de una judía sefardí y de un médico palestino y pasó su infancia viajando por medio mundo con su familia: ha vivido en Kuwait, Marruecos y Japón. Entre los 12 y los 18 años residió en la ciudad de la Alhambra y, aunque vive en Madrid, aún conserva aquí casa y amigos.
En sus actuaciones artísticas, le gusta explorar los límites y, por supuesto, provocar. Una de sus piezas más conocidas fue su incursión en la Parte Vieja de San Sebastián, bastión de los proetarras, caracterizado como la víctima de un atentado y cargando con un supuesto cadáver en una bolsa de plástico, entre 'herriko tabernas', en mayo del año pasado.
En diciembre de 2012 se había encerrado durante ocho días en un zulo de dimensiones similares al que acogió durante más de 500 días al funcionario de Prisiones José Antonio Ortega Lara, como respuesta a la excarcelación de su secuestador, el etarra Josu Uribetxeberria. La lapidación en el mundo islámico, los recortes en sanidad, la inmigración ilegal o la cultura norteamericana son otros de los temas sobre los que ha trabajado este videoartista.
En su actuación de mañana en Berlín irá acompañado de una colaboradora, Julia Martínez, que será la encargada de hacer fotografías y un vídeo... si le dejan. Aparte de la dudosa protección que representa esta compañía, Omar no lleva ninguna otra medida de seguridad. No ha contactado con la embajada española porque no quiere convertirse en «un artista institucionalizado». Ni siquiera sabe dónde tendrá lugar el encuentro, ya que a su llegada a la capital alemana él y su compañera viajarán con los nazis en un coche con los ojos vendados, asegura.
Omar explica que contactó con los militantes neonazis a través de un amigo que vive en Berlín, que conocía a uno de ellos porque fueron amigos en la infancia... hasta que el primero se convirtió en anarquista y el otro, en miembro de una organización hitleriana, que en Alemania están estrictamente prohibidas. Dos de los ocho jóvenes han sido condenados por delitos de sangre, según el artista; uno, por apuñalar a un inmigrante y otro, por participar en una 'caza' de extranjeros.
De hecho, recuerda Jerez, esta es su primera acción artística delictiva: el simple hecho de contactar con estos extremistas representa un delito de enaltecimiento del nacional-socialismo, un delito penado en Alemania con entre 4 y 8 años de cárcel. También sería responsable si el acto es descubierto y ello provoca algún enfrentamiento violento entre los neofascistas y otros grupos.
Sin miedo
El artista subraya que sus motivaciones fundamentales son dos: una, llamar la atención sobre el auge del fascismo en Europa, a menudo disfrazado dentro de partidos de apariencia demócrata. «Hay que recordar que el nacional-socialismo lo iniciaron 17 personas y acabó provocando la muerte de 50 millones en la Segunda Guerra Mundial», alerta Jerez, para quien es clave no bajar la guardia ante la extrema derecha, especialmente en un momento de crisis como el actual en el que los mensajes populistas ganan terreno.
En segundo lugar, quiere rendir homenaje a Estados Unidos y a Inglaterra, los países que, a su juicio, salvaron a Europa del fascismo, a pesar de que en otras de sus acciones se ha mostrado muy crítico con el imperialismo estadounidense.
«Será un pulso dialéctico. Voy en plan kamikaze, diciendo: 'Soy judío; si me queréis matar, hacedlo'. Lo he consultado con un experto en estos grupos y me ha dicho que son asesinos y están locos. Pero no tengo miedo», concluye Omar Jerez, que después pretende vender las imágenes de esta experiencia a coleccionistas. «Quizá esta sea nuestra última conversación», se despide.

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