Estamos ante todo un acontecimiento: una exposición de obra reciente de Luis Gordillo, uno de los más grandes maestros del arte de nuestro tiempo. El título, XXL/XXI, encierra en sus dos componentes una doble alusión. Por un lado, XXL: obras de «talla grande», de gran formato. Por otro, XXI: obras de este siglo.
Pero hay un aspecto más que hace distinta la muestra: en ella se presentan no sólo las obras concretas, o agrupadas en series, en sus últimas versiones, sino tambiéntodo un conjunto de «complementos», de elementos y componentes que permite apreciar el proceso de trabajo que culmina en esos resultados. Exposición intensa, de largo aliento: en total, más de 60 piezas.
Debo decir que
no conozco otro artista tan «joven» como Luis Gordillo. Esa manera de poner ante los ojos de los espectadores la trama que articula la elaboración de las obras supone asumir de forma abierta el peso de la mirada del otro en lo que estas dicen y significan.
No hay miedo. Como en la escritura de Baudelaire, en los muros de
ARTIUM podrán encontrar el corazón desnudo de Luis Gordillo. En la conversación que mantuvo ante el público con
Juan Francisco Rueda como presentación de la muestra dijo de forma explícita: «Me gusta hacer una obra viva y mantenerla abierta».
Vivir en la memoria
Los griegos consideraban que las Musas provenían de Mnemósyne, la diosa Memoria, y Gordillo formula así la función desencadenante que la memoria desempeña en la conservación y reelaboración de los materiales de análisis introspectivo en que se ha sumergido siempre, y que desplaza de la vida a la obra: «Mantengo activos todos los elementos, viven en la memoria, y siguen presentes en mis obras». Esas obras son, por tanto, vida cristalizada, experiencia transferida a un tipo de pintura renovada, expandida y en un doble plano. «En vertical» los cambios y transformaciones de los elementos producen un tipo de registro similar al de un sismógrafo, resonancias en los estratos de la imagen. Junto a ello, hay también una intervención «en horizontal» por la que esos estratos se fragmentan, superponen y mezclan, desvelándose finalmente en las obras.
Hay que indicar
la importancia de los títulos. Nunca descriptivos y siempre abiertos a las más diversas variaciones de sentidos posibles. «Me gusta –afirma Gordillo– que
sean irónicos y que choquen un poco». Títulos como
Ojos Ogos Ogros,
Globuloso-Chicloide-Selvático, Estructura de miel sintética, Fábrica de basura esterilizada, Darwin evoluciona... son en sí mismos pequeñas
chispas conceptuales y poéticas que incitan a buscar y mirar qué hay debajo de las imágenes.
A lo largo de su trayectoria, el trabajo de Gordillo se ha caracterizado por una inmersión en profundidad en los distintos planos y ámbitos de la imagen hasta conducirlos, reelaborados, a un tipo de pintura de gran intensidad plástica que a la vez cuestiona lo que habitualmente vemos y cómo lo vemos. Con su pintura, Gordillo desvela lo que hay detrás, lo que subyace en los estratos más profundos de las imágenes.
Para alcanzar esos resultados, acumula de forma obsesiva imágenes ya dadas: recortes y fotos de prensa, fotocopias, fotos de fragmentos y obras en curso, que posteriormente corta, reelabora y ensambla, hasta llegar a alcanzar algo nuevo: un flujo abierto de sentidos que se expande más allá de la mera superficie de las cosas, los sentimientos y las emociones, hasta cuestionar la experiencia y la prosa del mundo. Todo ello supone una reactualización de la pintura en estos tiempos de dominio de la tecnología en que vivimos. Lo que implica una importante apertura y expansión de lo pictórico, que se encarna sobre todo tipo de nuevos soportes, dimensiones, y maneras de hacer.
Conectar el ordenador
En los últimos años, esa interrogación de los estratos de la imagen se conduce también a través de un nuevo útil: el ordenador. Las dos últimas series de obras –magníficas– así elaboradas –Contraespejos(2013) y Aparición-Lágrima (2013), presentes en la muestra– salen de ahí. Los componentes expresivos iniciales, dibujos o células pictóricas, cuadros pequeños, fueron fotografiados y después transformados, reelaborados, en el ordenador. A continuación, otra reelaboración:cortar y pegar elementos y componentes. Tras ello, con los materiales así ensamblados, se realizan impresiones digitales en gran formato. Y, finalmente, sobre esas impresiones se hacen nuevas intervenciones pictóricas.
Todo esto supone un denso proceso de superposición y sedimentación de elementos plásticos. Y así como uno de los riesgos que tradicionalmente han acechado a la pintura es confiarse al oficio, a «la facilidad» que el pintor acaba por tener, Gordillo sitúa en la utilización del ordenador un riesgo parecido: «El ordenador no produce nada feo, al trabajar en él todo resulta articulado... Por eso, lo más difícil es eliminar, deshacerse de aquello que daría un resultado demasiado armónico, embellecido».
En definitiva, esta maravillosa exposición permite apreciar plenamenteel sutil y lúcido trabajo de Gordillo, en la interrogación de la imagen, en su descomposición y reestructuración. Una labor sin fin, incesante, abierta, que crece en espiral. Tomando como punto de partida una imagen que se retoma y se transforma una vez y otra, hasta que se llega a un resultado que no deja de ser provisional.Porque tras ello viene la mirada del otro, prolongando también en espiral la imagen a través del curso del tiempo.
Luis Gordillo
«XXL / XXI»
Museo ARTIUM. Vitoria. C/ Francia, 24. Comisario: Luis Gordillo. Director del proyecto: Enrique Martínez Goikoetxea. Http://www.artium.org/. Hasta el 24 de agosto
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