Raúl Gorroño
singular cantante Fátima Miranda y el músico Marc Egea se han aventurado a hacer realidad un verdadero reto en sus reconocidas carreras profesionales, presentar el concierto performance titulado "aCuerdas" en el Espacio Cultural El Tanque de Santa Cruz, mañana, viernes, día 27 de noviembre, a partir de las 21.00 horas, organizado por el equipo del Festival Keroxen.
Miranda estará arropada durante los setenta y cinco minutos que dura el espectáculo por la insólita voz que la caracteriza y el amplio abanico de registros vocales que ha cultivado y estudiado a lo largo de su exitosa trayectoria, y Egea dará rienda suelta a su zanfona, un instrumento medieval con el que recrea distintas atmósferas rituales desde una perspectiva experimental.
Fátima Miranda, premio Nacional de Cultura y Comunicación en 1985, reconoce que toda su obra siempre tiene un componente performativo y poético fundamental que, en esta ocasión, se presenta a través de una serie de acciones que parten de la vida misma y han sido filtradas y depuradas a través de una opción estética, vital y unos conocimientos técnicos ya establecidos.
"La idea poética de la que sale todo esto tiene que ver con los clásicos, quienes creían que la memoria estaba en el corazón, entonces para ellos recordar era volver a pasar por el corazón. Esa idea me pareció tan preciosa y poética, y como hacía tiempo que tenía ganas de hacer un dúo con zanfona, un instrumento que me inspira enormemente, era como una médula, un buen eje alrededor del cual articular la obra".
En "aCuerdas" se produce una asociación entre música culta, popular y experimental muy peculiar en la que surge una simbiosis entre dos talentos. Egea posee una formación académica en la que ha asimilado la música medieval, renacentista y barroca, además del pop, el jazz y las denominadas músicas improvisadas.
Por su parte, Miranda ha conseguido "metabolizar" las diferentes técnicas vocales que ha descubierto por sí misma a través de la experimentación, sonidos insólitos e inesperados, y las que ha heredado de las tradiciones orales de otras culturas que ha estudiado, como las de Mongolia (canto difónico), Japón, India, Azerbayán o Irán, e incluso el canto lírico. Todo este bagaje ha dado como resultado un estilo que ha compatibilizado lenguajes musicales, vocales, gestuales y dramáticos.
"El canto lírico me ha servido como una herramienta para amalgamar y digerir todas estas técnicas vocales, evitando el poder hacerme daño y, a la vez, hacer compatibles técnicas vocales que teóricamente son incompatibles (...).
A pesar de que ambos intérpretes beben de la antigüedad para definir sus discursos artísticos, ellos mantienen un compromiso con la vanguardia. Esta actitud está muy presente en "aCuerdas", concierto-performance en el que se ponen de acuerdo los recuerdos, las cuerdas vocales, las de la zanfona, el corazón y los acordes que entrelazan sones, boleros, blues por ballenas a lo Jimi Hendrix, con aires de Azerbayán o Japón, además del espectro de sonidos que surgen de la voz de Fátima Miranda, sus alaridos, sus gritos o textos cantados.
La dramaturgia que envuelve esta obra también es un componente muy importante que está muy pensado y elaborado, porque durante el concierto se pasa de un ambiente ritual, meditativo y contemplativo de la primera parte a atmósferas melancólicas, dramáticas, irónicas y divertidas, un variado abanico de emociones entre las que tiene un gran peso el humor.
La presentación mañana de "aCuerdas" en el Espacio Cultural El Tanque es un reto en el que pensó Miranda hace varios años, tras la invitación que le cursó Néstor Torrens, al que admira por su Festival Keroxen.
"Este concierto está concebido para un teatro a la italiana o un auditorio con cámara negra, y amplificado. El Tanque no tiene estas características y sí una reverberación tremenda. Lo que nos motiva es establecer un diálogo con ese espacio, con esa reverberación y ver qué pasa. Es un reto porque nos podemos encontrar con sorpresas. Tres cuartas partes del concierto van a ser como están previstas, pero hay otra parte, muy textual, que a lo mejor no se entiende por la reverberación, pero tenemos un as en la manga, porque traemos obras alternativas. Dialogar con los espacios es muy motivador".
singular cantante Fátima Miranda y el músico Marc Egea se han aventurado a hacer realidad un verdadero reto en sus reconocidas carreras profesionales, presentar el concierto performance titulado "aCuerdas" en el Espacio Cultural El Tanque de Santa Cruz, mañana, viernes, día 27 de noviembre, a partir de las 21.00 horas, organizado por el equipo del Festival Keroxen.
Miranda estará arropada durante los setenta y cinco minutos que dura el espectáculo por la insólita voz que la caracteriza y el amplio abanico de registros vocales que ha cultivado y estudiado a lo largo de su exitosa trayectoria, y Egea dará rienda suelta a su zanfona, un instrumento medieval con el que recrea distintas atmósferas rituales desde una perspectiva experimental.
Fátima Miranda, premio Nacional de Cultura y Comunicación en 1985, reconoce que toda su obra siempre tiene un componente performativo y poético fundamental que, en esta ocasión, se presenta a través de una serie de acciones que parten de la vida misma y han sido filtradas y depuradas a través de una opción estética, vital y unos conocimientos técnicos ya establecidos.
"La idea poética de la que sale todo esto tiene que ver con los clásicos, quienes creían que la memoria estaba en el corazón, entonces para ellos recordar era volver a pasar por el corazón. Esa idea me pareció tan preciosa y poética, y como hacía tiempo que tenía ganas de hacer un dúo con zanfona, un instrumento que me inspira enormemente, era como una médula, un buen eje alrededor del cual articular la obra".
En "aCuerdas" se produce una asociación entre música culta, popular y experimental muy peculiar en la que surge una simbiosis entre dos talentos. Egea posee una formación académica en la que ha asimilado la música medieval, renacentista y barroca, además del pop, el jazz y las denominadas músicas improvisadas.
Por su parte, Miranda ha conseguido "metabolizar" las diferentes técnicas vocales que ha descubierto por sí misma a través de la experimentación, sonidos insólitos e inesperados, y las que ha heredado de las tradiciones orales de otras culturas que ha estudiado, como las de Mongolia (canto difónico), Japón, India, Azerbayán o Irán, e incluso el canto lírico. Todo este bagaje ha dado como resultado un estilo que ha compatibilizado lenguajes musicales, vocales, gestuales y dramáticos.
"El canto lírico me ha servido como una herramienta para amalgamar y digerir todas estas técnicas vocales, evitando el poder hacerme daño y, a la vez, hacer compatibles técnicas vocales que teóricamente son incompatibles (...).
A pesar de que ambos intérpretes beben de la antigüedad para definir sus discursos artísticos, ellos mantienen un compromiso con la vanguardia. Esta actitud está muy presente en "aCuerdas", concierto-performance en el que se ponen de acuerdo los recuerdos, las cuerdas vocales, las de la zanfona, el corazón y los acordes que entrelazan sones, boleros, blues por ballenas a lo Jimi Hendrix, con aires de Azerbayán o Japón, además del espectro de sonidos que surgen de la voz de Fátima Miranda, sus alaridos, sus gritos o textos cantados.
La dramaturgia que envuelve esta obra también es un componente muy importante que está muy pensado y elaborado, porque durante el concierto se pasa de un ambiente ritual, meditativo y contemplativo de la primera parte a atmósferas melancólicas, dramáticas, irónicas y divertidas, un variado abanico de emociones entre las que tiene un gran peso el humor.
La presentación mañana de "aCuerdas" en el Espacio Cultural El Tanque es un reto en el que pensó Miranda hace varios años, tras la invitación que le cursó Néstor Torrens, al que admira por su Festival Keroxen.
"Este concierto está concebido para un teatro a la italiana o un auditorio con cámara negra, y amplificado. El Tanque no tiene estas características y sí una reverberación tremenda. Lo que nos motiva es establecer un diálogo con ese espacio, con esa reverberación y ver qué pasa. Es un reto porque nos podemos encontrar con sorpresas. Tres cuartas partes del concierto van a ser como están previstas, pero hay otra parte, muy textual, que a lo mejor no se entiende por la reverberación, pero tenemos un as en la manga, porque traemos obras alternativas. Dialogar con los espacios es muy motivador".
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