La financiación de la adquisición en dieciocho millones de euros, a lo largo de los próximos cuatro años, será respaldada con un crédito extraordinario de diez millones de euros por parte del Estado, una contribución excepcional de la Fundación Amigos del Museo del Prado por importe de cuatro millones de euros y otros cuatro millones correspondientes a fondos propios del museo.
En la misma reunión se ha aceptado la propuesta de donación de Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, XIX Duque de Alba de Tormes, de otra importante tabla florentina, una predela con el tema de la muerte de San Antonio Abad, cuyo reciente estudio ha permitido su atribución también a Fra Angélico.
Las dos obras, adquiridas en Florencia en 1817, representan de forma ejemplar el refinado y temprano interés coleccionista de Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, XIV duque de Alba, a quien se debe la presencia de las mismas en España formando parte desde entonces del patrimonio de la Casa de Alba.
Con estas dos nuevas obras de Fra Angélico, el Museo del Prado se convierte en una referencia internacional para el estudio de la obra del maestro florentino, representado hasta ahora por la Anunciación, y su incorporación enriquece de forma sobresaliente el pequeño pero extraordinario conjunto de la pintura del primer renacimiento italiano en sus colecciones.
La Madonna de la granada
La Madonna de la granada es una obra extraordinaria pintada en uno de los momentos decisivos de la historia del arte europeo: la Florencia de principios del siglo XV, por uno de sus actores principales: Guido di Pietro (Mugello, 1390-Roma, 1455), más conocido como Beato Angelico o Fra Angelico. Se trata además de una de las poquísimas obras maestras del período en manos privadas, pues desde que la pintura del Quattrocento italiano empezó a suscitar el interés de críticos y aficionados a principios del siglo XIX, se convirtió en codiciado objeto de deseo de museos y coleccionistas. A día de hoy, las realizaciones más sobresalientes de Masaccio, Massolino y Fra Angelico pertenecen a los grandes museos europeos y americanos. Estas circunstancias, añadidas a su buen estado de conservación, otorgan a la Madonna de la granada una importancia excepcional.
La adquisición de la Madonna de la granada supondría un verdadero acontecimiento para cualquier pinacoteca mundial; para el Museo del Prado, constituye además un refuerzo extraordinario a su colección de pintura italiana del primer Renacimiento y la incorporación de una obra destinada a convertirse en uno de sus iconos.
El “Funeral de San Antonio abad”
En lo que se refiere al Funeral de San Antonio Abad, se trata una de las escenas de la predela de un retablo dedicado a la vida del monje fundador del movimiento eremítico. Esta tabla se ha tenido siempre como obra de la escuela o círculo de Fra Angelico, pero tras su reciente estudio y restauración en el Museo del Prado, puede afirmarse que fue pintada por el propio Angelico. Así lo sugieren sus notorias concomitancias técnicas, formales y compositivas con piezas de características similares atribuidas a este pintor florentino, y muy particularmente, con el Funeral de San Francisco de Asís conservado en la Gemäldegalerie de Berlín. Respecto a su cronología, parece adecuado sugerir una fecha de realización próxima a la de la Virgen de la granada, en los años finales de la década de 1420.
No está documentado ningún retablo de Fra Angelico dedicado a San Antonio Abad, aunque sí se conservan representaciones suyas del santo que, por sus características, pudieran haber pertenecido a uno. En este sentido merece señalarse San Antonio Abad rechazando el oro (Houston, Museum of Fine Arts), cuyas medidas (28.1 x 19.7 cm), se asemejan extraordinariamente a las del Funeral de San Antonio Abad y sugieren la pertenencia a un mismo conjunto.
El formato original de la obra ha sido manipulado (la predela debía ser una sola pieza con diferentes escenas) y presenta un desigual estado de conservación, estando mejor preservada la parte derecha que la izquierda, donde debió recibir, probablemente durante la Guerra Civil, un golpe que afectó a los rostros de los monjes a los pies del santo. Su reciente restauración en el Museo del Prado por parte de Rafael Alonso ha devuelto a la obra sus calidades originales.
Como la Virgen de la granada, Funeral de San Antonio Abad fue adquirido en Florencia en 1817 por Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, XIV duque de Alba de Tormes, y desde entonces ha estado en posesión de la familia.
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