Secreta Buenos Aires
Es un material recopilado y clasificado de numerosas estampillas y billetes con un amplico contenido histórico.
De la vida y obra de María Eva Duarte, más conocida como Eva Perón, o simplemente Evita, ya se sabe muchísimo.
Libros de historia, novelas, documentales, obras de teatro, películas y hasta una ópera rock son elementos que la recuerdan, muchas veces bien y algunas otras mal, según el cristal con que se mire. Lo cierto es que, aunque ya pasaron más de 63 años de su muerte, su figura sigue convocando a gente que quiere conocer datos de su vida y a investigadores profundizan en datos poco conocidos de esa mujer mágica que, con sólo 33 años, se convirtió en leyenda y guía para muchas personas.
En Buenos Aires hay lugares y monumentos aluden a la acción y a la actividad que Eva Perón desarrolló en menos de una década de activa militancia política. Y eso se refleja en aquellos trabajos enumerados al comienzo. Lo curioso es que acaba de incorporarse uno que muestra algo poco difundido de lo que significó Evita en la vida de los argentinos: el uso de su imagen en la filatelia y la numismática. La primera tiene que ver con “la afición por coleccionar, estudiar y clasificar sellos postales, sobres y otros documentos postales”. La otra, en cambio, comprende “en forma amplia el coleccionismo y estudio de monedas y billetes”, entre otros valores, algo que ahora se dividió en distintas disciplinas.
Pero volvamos al tema central. El libro se titula Eva Perón en el coleccionismo y su autor, José Campoy Fernández, un contador público, que también es un apasionado por la práctica y el estudio de la filatelia, tema que lo atrapó hace cuatro décadas y que todavía lo entusiasma tanto como disfrutar de sus siete nietos. El trabajo tiene 144 páginas en una recopilación con unas 300 imágenes de distintos productos, ya sean filatélicos o numismáticos, emitidos con el nombre o la imagen de Evita. Allí están incluidas estampillas, estampaciones fiscales, de Ahorro Postal, de Previsión y viñetas de la famosa Fundación Eva Perón.
“Este enfoque distinto sobre Eva permitió reunir imágenes y datos que estaban dispersos y ahora se pueden apreciar en forma conjunta”, explica el autor, quien no sólo reunió el material sino que también lo analizó y clasificó. Así, no sólo aparecen series ordinarias y emisiones conmemorativas de sellos postales: también, franqueos mecánicos y estampillas de las Provincias Eva Perón (actual La Pampa) y Presidente Perón (actual Chaco) y también del Municipio Eva Perón (actual La Plata). Y eso no es todo: impresas en las páginas del libro hay emisiones postales de naciones tan disímiles como Antigua y Barbuda, Afganistán, República del Chad, Mordovia, Níger, Togo o Guinea, entre otras, que muestran ese perfil de la “abanderada de los humildes”, como calificaban a Evita sus seguidores.
Y esas no son las únicas rarezas que registra este enfoque diferente sobre esta mujer que alcanzó repercusión mundial. Entre las imágenes con su cara hay matasellos en correspondencia enviada desde tres barcos que llevaron su nombre: el barco de pasajeros y frigorífico Eva Perón (botado en 1949 y desguazado en 1973; la carta es de marzo de 1955); la motonave Eva Perón (pertenecía a la Compañía Argentina de Navegación/ Dodero S.A. y la carta se despachó el 5 de abril de 1954) y el buque Evita (era parte de la Flota Mercante del Estado y cubría la ruta Buenos Aires-Nueva York; en 1955 lo rebautizaron como Río Tunuyán, estuvo en servicio hasta 1971 y se lo desguazó en 1977). Entre los billetes, monedas y bonos que muestran a ese perfil tan difundido obviamente está el billete de cien pesos en dos series emitidas en 2012 y 2013. Ese tiene un antecedente: un proyecto de billete de cinco pesos moneda nacional que iba a imprimirse poco después de su muerte. Por distintas razones, la realización se fue postergando y con el derrocamiento del gobierno peronista quedó en el olvido. Lo extraordinario es que el boceto (lo había realizado el artista plástico, escultor y grabador Renato Garrasi) fue escondido por trabajadores en un mueble de la Casa de Moneda. Estuvo allí 45 años y así se salvó de la destrucción de símbolos peronistas cumplida después de 1955. Pero esa es otra historia.
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