Irene y Rubén nacieron en el mismo año: 1978. Ninguno venía del mundo editorial sino del universitario: ella es licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid y cursó estudios de doctorado en la Université Paris IV, Paris-Sorbonne, y de literatura alemana en la Freie Universität de Berlín. Él ha sido profesor de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Autónoma de Madrid. A este dúo hay que añadir una tercera pieza que ha sido clave para la diferenciación de Errata Naturae en el colapsado mercado editorial: el ilustrador David Sánchez (Madrid, 1977). Llegaron a él tras un desencuentro con un estudio de diseño gráfico. David, dibujante de cómics, tampoco tenía experiencia en la confección de portadas. En la actualidad, los libros que pertenecen a las colecciones La muchacha de dos cabezas y Fuera de colección, el lector los distingue con enorme facilidad gracias al diseño sencillo pero personalísimo de Sánchez. Completan las colecciones de Errata Naturae:Pequeños Platones (libros de filosofía dedicados a los niños); El Pasaje de los Panoramas (una colección de narrativa que incluye correspondencias, memorias y textos más biográficos); Libros salvajes (relacionados con la naturaleza); Los Agripianos (colección de libros filosóficos); Los Cinocéfalos (colección de pensamiento crítico); Los Polioftálmicos (dedicada a los estudios cinematográficos); La mujer cíclope (textos literarios a través de una única mirada) y La oveja vegetal (autores inscritos en la narrativa europea y anglosajona contemporánea que apenas gozan de reconocimiento en nuestro país).
Los libros más destacados en estos ocho años han sido: Walden de H. D. Thoreau, “por el impacto que ha provocado en los lectores, pues se trata un auténtico canto para los hombres que están descontentos con el tiempo que les ha tocado vivir, una defensa de la vida libre y salvaje”, explica Irene Antón. Por otro lado, los libros dedicados a las series televisivas (Los Soprano, True Detective, Mad Men, The Wire, Breaking Bad, etc) han sido indudablemente la vertiente más comercial de la editorial, una que les ha permitido arriesgar con los otros: los raros y torcidos. Precisamente, un militante de estos últimos, Louis Aragon, es el protagonista de un libro que acaba de salir de la imprenta: Un aldeano de París.
Dicen Rubén e Irene que sobre la puerta de su oficina les gustaría escribir algún día ese verso de Virgilio que aún hoy se puede leer en los umbrales de algunas casas de campo italianas destinadas al retiro y los libros: deus nobis haec otia fecit (un dios nos ha donado este ocio). Rubén e Irene, de hecho, desean a sus lectores un invierno perpetuo. Eterno. Eso sí, repleto de libros con los que calentarse.
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