10 de agosto de 2016

Madrid ficha la Barcelona del éxito

EL DEBATE CULTURAL SOBRE LA CAPITAL CATALANA
  • Rigola sigue a Matabosch y Borja-Villel y dirigirá una institución en la capital.
Madrid ficha la Barcelona del éxito
Manuel Borja-Villel dirigió la Fundació Tàpies y el Macba y dirige desde el 2008 el Reina Sofía (Paco Campos / EFE)
Hace una década los tres protagonizaban un momento excepcional de lacultura barcelonesa. Sus instituciones eran puntas de lanza rompedoras en sus respectivos ámbitos y Barcelona vibraba.
Había más cosas bajo el sol barcelonés, por supuesto: el Centre de Cultura Contemporània de Josep Ramoneda también funcionaba a toda máquina y Francesc Casadesús construía las primeras programaciones de un trabajo impresionante en el Mercat de les Flors en el ámbito de la danza. Pero sin duda, el triángulo formado por Manuel Borja-Villel al frente del Museu d’Art Contemporani (Macba), por Joan Matabosch al frente del Gran Teatre del Liceu –incluidas las polémicas óperas de Calixto Bieito, otro creador que ha pasado lejos de Barcelona los últimos años–, y por Àlex Rigola al frente del Teatre Lliure configuraban parte notable de la proyección internacional de la ciudad como centro de modernidad, de los nuevos caminos de la cultura.
Desde septiembre ese triángulo, la Barcelona de esa época, se habrá reproducido íntegramente en Madrid cuando Rigola asuma la dirección de la gran Sala Verde de los Teatros del Canal, buque insignia escénico de la Comunidad de Madrid. Joan Matabosch dirige ya desde el 2013 el Teatro Real, la ópera de Madrid, y Manuel Borja-Villel desde el 2008 el Museo Reina Sofía, el mascarón de proa del arte contemporáneo en España. Por si algo faltara, Carme Portaceli es finalista en el concurso para dirigir el Teatro Español, el principal espacio escénico del Ayuntamiento de Madrid.
Ciertamente, la presencia catalana en la capital española ha sido siempre abundante: Mario Gas dirigió con gran éxito el Teatro Español, Albert Boadella es el predecesor de Rigola en los Teatros del Canal, y a un jovencísimo Lluís Pasqual le llamaron en 1983 a dirigir el Centro Dramático Nacional. Contra lo que pudiera parecer y llamativamente, excepto en el caso de Pasqual, todos han sido elegidos cuando el Partido Popular gobernaba esas instituciones.
¿Madrid copia a Barcelona? ¿Barcelona no sabe retener su talento? Sin duda, todo es más complicado. Ciertamente, algunos de los encuestados señalan que Madrid tiene una billetera más potente en las instituciones que dependen del Estado y que además muchas de las grandes empresas del país están radicadas en la capital y eso ayuda a las grandes instituciones culturales a obtener más dinero en patrocinios. También hay quien señala que la política cultural barcelonesa y catalana no ha ayudado tampoco a que las cosas sean de otro modo en los últimos tiempos. Los años de la crisis han sido especialmente duros en las instituciones catalanas, con enormes recortes desde la Generalitat y el Ministerio de Cultura: así, hubo despidos en el Teatre Nacional de Catalunya, hubo un expediente de regulación de empleo temporal para la plantilla del Lliure que se retiró in extremis por las aportaciones del Ayuntamiento barcelonés de Xavier Trias, hubo problemas económicos en el Liceu... Y ya más cerca, en el último año el Ayuntamiento barcelonés no convocó los concursos para dirigir el Grec ni el Mercat de les Flors, que al final serán resueltos cuando sus actuales directores hayan acabado su mandato.
Joan Matabosch dirigió el Gran Teatre del Liceu y ahora está en el Teatro Real
Joan Matabosch dirigió el Gran Teatre del Liceu y ahora está en el Teatro Real (Javier del Real / Teatro Real)
Y, por supuesto, dos factores más. En un mundo global, la carrera de los grandes directores y gestores culturales también lo es. Y, además, Catalunya no es enorme, su mercado y el número de grandes instituciones culturales son limitados.
Para Salvador Sunyer, director del festival Temporada Alta de Girona, que en los últimos años se ha convertido en una de esas grandes instituciones, “es evidente que desde Madrid, porque hay más medios, se coge talento de aquí. Tendríamos que estar contentos de tener este talento. Si hay, está bien exportarlo, y es normal que vaya a Londres o París o Madrid. Lo más preocupante es que aquí no se haya hecho una apuesta por el talento nuevo. Ahora se tendría que estar apostando porque haya una nueva generación”, señala. Y va un poco más allá: lo que más le preocupa es que no sólo las instituciones han apostado menos por la cultura –“aquí no se puede trabajar en las mismas condiciones que en otros lugares europeos”–, sino también en general la ciudadanía. “Se ha desarticulado un poco la cultura como eje social del país. Se ve como elitista la cultura de vanguardia, cuando por definición lo debe ser. Y el trabajo de las instituciones no es bajar su nivel, sino subir la formación de los ciudadanos para que todos lleguen a ella. La educación es clave”.
Para Jaume Collboni, nuevo responsable de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona tras el pacto del PSC con Barcelona en Comú, “Rigola, Matabosch y Borja-Villel son representativos de un momento concreto de la ciudad y una demostración del talento y de lo que genera la ciudad en la gestión cultural. Le daría un cierto tono de normalidad que estén en Madrid porque forma parte de los ciclos profesionales de cada uno y es signo de que las cosas se han hecho bien en la ciudad en una época determinada. Y demuestra que la cantera barcelonesa tiene recorrido. Nosotros somos los que somos y tenemos el mercado que tenemos. Las posibilidades de España como mercado son mayores”, razona. Eso sí, destaca que en la nueva etapa cultural del Ayuntamiento uno de sus objetivos será “hacer emerger el talento”. “Por ejemplo, con el Grec tutelar y ayudar a ese talento de forma proactiva. Ser proactivos al cultivar la cantera propia. Y siempre tienes la tentación de garantizar con un nombre de relevancia el éxito de un festival o un equipamiento pero creo que hemos de hacer un esfuerzo de apuesta y de riesgo por nuevos talentos”. Pese a todo, reconoce que el dinero es clave. El Ayuntamiento ya invierte, dice, pero él va a luchar por más presupuesto.

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