El sector librero se reinventa para atraer a una población poco lectora, el 40% no leyó ningún libro en un año.
Sabela Martínez, dueña de Versus librería.
Renovarse o morir, ese es el lema de muchas librerías viguesas que buscan actividades complementarias para atraer a más público.
Versus lleva 17 años combinando la venta de libros con presentaciones y ciclos de conferencias sobre música y arte contemporánea. La librería alberga una microgalería que ofrece exposiciones mensuales y ha acogido conciertos. Sabela Martínez, dueña del establecimiento, afirma que “no sólo de libros vivimos” y, además de este abanico de oferta cultural, Versus busca “espacios en común” fuera de las cuatro paredes de las estanterías llenas de ejemplares. El facebook de la librería es muy activo, y no se limita a compartir información sobre literatura, sus publicaciones también hablan de música y cine. A través de las redes sociales aprovechan para acercar la línea de la temática que siguen en la librería, alejada de los best sellers, a sus clientes. Sabela asegura que Vigo es una ciudad “muy poco lectora”, al hablar con comerciales sobre la actividad en ciudades como Madrid o Barcelona todos le dicen que los vigueses están “muy por debajo de la media”. Cree que es debido a la condición industrial de Vigo, una ciudad con poco funcionariado y con trabajadores que no disponen de mucho tiempo libre.
Menos longeva es la apuesta de Mishima Café do Libro. La primera librería-bar de Vigo cumplirá dos años en Navidad y, además de libros y servicio de hostelería, ofrece a sus clientes coloquios y conciertos, el próximo evento previsto es la actuación de un trío de tango el viernes 12. Gonzalo Allegue, el dueño, cree que “las librerías tienen que evolucionar si quieren sobrevivir” y sustenta su opinión en los datos desalentadores sobre los hábitos lectores de los españoles, mientras que en Finlandia se venden 47 libros por persona y año, en nuestro país 10 por cada ciudadano en el mismo periodo. Aún así y a diferencia de la dueña de Versus, opina que Vigo “es una ciudad lectora” y sobre todo el barrio donde se sitúa Mishima, en la zona de la Praza da Independencia. Sin embargo, reconoce que “el motor” de su negocio es la hostelería y le gustaría que en un futuro la venta de libros y el servicio de cafetería estuviesen más compensados. El librero ofrece a los clientes que vayan a Mishima echarle un vistazo a las sugerencias del dueño mientras disfrutan de un “buen” café y deciden si se llevan o no el libro. Para Gonzalo la mayor satisfacción de su trabajo es recomendar un título y que al poco tiempo llegue un lector al que le haya encantado.
Mishima no es la única novedad en el panorama librero vigués. La primera librería low cost de Vigo aterrizó el 23 de mayo. Manuel Sánchez regenta el establecimiento junto a su mujer Gloria Seoane y cuenta que encontraron la “diferenciación” que buscaban en su negocio a través de un artículo. Empezaron a pensar en una tienda de libros de segunda mano con los artículos ordenados y un precio fijo, y así surgió la librería Trotalibros. Manuel cuenta que la acogida fue “fabulosa” porque “la gente quiere leer” y apuestan por la variedad, “hay tantos gustos como libros”, apunta el dueño.
Versus lleva 17 años combinando la venta de libros con presentaciones y ciclos de conferencias sobre música y arte contemporánea. La librería alberga una microgalería que ofrece exposiciones mensuales y ha acogido conciertos. Sabela Martínez, dueña del establecimiento, afirma que “no sólo de libros vivimos” y, además de este abanico de oferta cultural, Versus busca “espacios en común” fuera de las cuatro paredes de las estanterías llenas de ejemplares. El facebook de la librería es muy activo, y no se limita a compartir información sobre literatura, sus publicaciones también hablan de música y cine. A través de las redes sociales aprovechan para acercar la línea de la temática que siguen en la librería, alejada de los best sellers, a sus clientes. Sabela asegura que Vigo es una ciudad “muy poco lectora”, al hablar con comerciales sobre la actividad en ciudades como Madrid o Barcelona todos le dicen que los vigueses están “muy por debajo de la media”. Cree que es debido a la condición industrial de Vigo, una ciudad con poco funcionariado y con trabajadores que no disponen de mucho tiempo libre.
Menos longeva es la apuesta de Mishima Café do Libro. La primera librería-bar de Vigo cumplirá dos años en Navidad y, además de libros y servicio de hostelería, ofrece a sus clientes coloquios y conciertos, el próximo evento previsto es la actuación de un trío de tango el viernes 12. Gonzalo Allegue, el dueño, cree que “las librerías tienen que evolucionar si quieren sobrevivir” y sustenta su opinión en los datos desalentadores sobre los hábitos lectores de los españoles, mientras que en Finlandia se venden 47 libros por persona y año, en nuestro país 10 por cada ciudadano en el mismo periodo. Aún así y a diferencia de la dueña de Versus, opina que Vigo “es una ciudad lectora” y sobre todo el barrio donde se sitúa Mishima, en la zona de la Praza da Independencia. Sin embargo, reconoce que “el motor” de su negocio es la hostelería y le gustaría que en un futuro la venta de libros y el servicio de cafetería estuviesen más compensados. El librero ofrece a los clientes que vayan a Mishima echarle un vistazo a las sugerencias del dueño mientras disfrutan de un “buen” café y deciden si se llevan o no el libro. Para Gonzalo la mayor satisfacción de su trabajo es recomendar un título y que al poco tiempo llegue un lector al que le haya encantado.
Mishima no es la única novedad en el panorama librero vigués. La primera librería low cost de Vigo aterrizó el 23 de mayo. Manuel Sánchez regenta el establecimiento junto a su mujer Gloria Seoane y cuenta que encontraron la “diferenciación” que buscaban en su negocio a través de un artículo. Empezaron a pensar en una tienda de libros de segunda mano con los artículos ordenados y un precio fijo, y así surgió la librería Trotalibros. Manuel cuenta que la acogida fue “fabulosa” porque “la gente quiere leer” y apuestan por la variedad, “hay tantos gustos como libros”, apunta el dueño.
Gonzalo Allegue en su negocio, Mishima Café do Libro.
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