9 de octubre de 2017

Cultura - Arte Norman Foster,

La cara más social de un visionario.
Norman Foster, el jueves durante la presentación de la exposición
Norman Foster, el jueves durante la presentación de la exposición - IGNACIO GIL
La Fundación Telefónica repasa la brillante carrera del arquitecto británico a través de 24 proyectos.

A sus 82 años, Lord Foster, el dandi de la arquitectura, mantiene un idilio otoñal con la ciudad de Madrid: hace cuatro meses inauguraba la sede de su fundación en un palacete de la calle Monte Esquinza; será el encargado, junto a Carlos Rubio, de la última ampliación del Museo del Prado y acaba de inaugurar en la Fundación Telefónica una exposición que repasa su carrera, tan impecable como su traje a medida.


Habitáculos lunares- FOSTER + PARTNERS
Es bien conocida la faceta visionaria del arquitecto británico, amante de los vehículos (ha sido un apasionado piloto de aviones) y siempre rodeado de visionarios como él: Buckminster Fuller (gurú hippie de las cúpulas geodésicas), Steve Jobs (padre de Apple) o el naviero Fred Olsen, quienes le han acompañado en esta fascinante aventura. Es el Foster de los rascacielos, los aeropuertos, los puentes... Proyectos ambiciosos, megalómanos y carísimos –unos realizados, otros por realizar–, como la nueva sede europea de Bloomberg en la City de Londres, la futurista ciudad de Masdar en Abu Dabi (los coches desaparecen de las calles), el aeropuerto de Ciudad de México, la nueva sede de Apple en Cupertino (Silicon Valley) –Jobs murió sin ver realizado uno de sus sueños–, y hasta unos habitáculos lunares encargados por la Agencia Espacial Europea. Ha hecho otros para Marte por petición de la NASA. Los hay que se quedaron en la papelera por utópicos, como la casa autónoma en Los Ángeles que ideó junto a Fuller como residencia de éste y su esposa (parece una nave espacial), o Thames Hub, una ambiciosa propuesta para el desarrollo de las infraestructuras en Gran Bretaña, cancelado por la oposición de ciertos sectores políticos.


Proyecto para la nueva sede de Apple en Cupertino- FOSTER + PARTNERS

El Foster más verde

Pero también hay otro Foster, igualmente real, más social y ecológico, que apuesta por lo sostenible con proyectos humildes. Es el Foster más verde y el más desconocido. Ahí están la escuela especial Hackney, al nordeste de Londres, para niños discapacitados; el Centro Maggie de Manchester para enfermos de cáncer, el SkyCycle (amante del ciclismo, Foster soñó con superponer en Londres un gran carril bici al trazado ferroviario) o el Droneport, primer proyecto llevado a cabo por su fundación en Madrid: un puerto para drones concebido como área de servicio de las rutas encargadas para transportar envíos urgentes a zonas remotas. El proyecto piloto se lanzó en Ruanda. Se exhiben también sus dibujos de estudiante y su primer proyecto: Cockpit, un refugio diseñado en 1964 al suroeste de Inglaterra, que semeja un diamante semienterrado en el bosque.



Dibujo para Droneport- FUNDACIÓN NORMAN FOSTER
Visionario y social. Ambas caras del arquitecto están presentes en la muestra, cuyo comisario, Luis Fernández-Galiano, ha seleccionado doce proyectos pasados que se confrontan con otros tantos actuales o futuros en una especie de capillas. En total, 30 maquetas y 160 dibujos, además de unos vídeos en los que el propio Foster toma la palabra. No faltan sus cuatro proyectos en España: la Torre de Collserola, el Metro de Bilbao, el estudio territorial de La Gomera y la futura ampliación del Prado en el Salón de Reinos. La obra de Foster dialoga con la arquitectura de Ignacio de Cárdenas: un rascacielos de 1929, hoy sede de la Fundación Telefónica.

Aeropuerto de Ciudad de México- FUNDACIÓN NORMAN FOSTER
«Soy un optimista de corazón»

Zurdo y genial dibujante, Norman Foster se confiesa «un optimista de corazón» y dice que intenta seguir siendo un estudiante. Quizá por eso siempre está rodeado de jóvenes. Es un enamorado de Madrid,«un bonito ejemplo de ciudad sostenible. Puedes caminar sin problemas, tiene un buen transporte público. Es posible trabajar con su clima y crear edificios que respiren. Es la ciudad europea ideal, compacta, con una calidad de vida excelente». Sobre el proyecto de cerrar al tráfico la Gran Vía, advierte: «Si se hace, hay que hacerlo bien».

Cuando se le pregunta por la situación en Cataluña, Foster tira de diplomacia y se limita a decir: «Me quedé sorprendido y sobrecogido por el Brexit. Nos sentimos europeos independientemente de lo que diga un referéndum. Creo en el trabajo en equipo».

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