3 de marzo de 2014

Cómo mirar un cuadro

Entre el viejo y el nuevo cristianismo



Fue el mayor pintor del Renacimiento alemán y un gran propagandista de la reforma de Lutero. El artista Lucas Cranach el Viejo despliega en esta obra todo su talento y apoyo al luteranismo.


 El autor: Lucas Cranach el Viejo(1472 1553). Un pintor con verdadero poder.
Junto con Alberto Durero y Hans Holbein el Joven, Cranach está considerado uno de los artistas más importantes del Renacimiento alemán. También es uno de los pintores más productivos e innovadores de su tiempo, al frente de un taller que supo responder con calidad a los muchos encargos que recibía. Artista, empresario y hasta político, el pintor gozó de mucho poder. Fue firme partidario de la Reforma protestante, amigo íntimo de Martín Lutero y padre del también pintor Lucas Cranach el Joven (1515-1586).
1. La composición: el bien contra el malLa predicación de san Juan Bautista está dividida verticalmente en dos. A la izquierda aparece el lado del bien, con san Juan Bautista predicando; a la derecha, los representantes de la Iglesia antigua y el paganismo. Es una composición en forma de embudo que culmina en un punto que deja entrever la luz y la profundidad del bosque. Mientras algunos escuchan con atención, otros como uno de los soldados realizan comentarios burlones.
2. El escenario: un púlpito improvisadoEl bosque cobija un acto prohibido en el que el tocón de un árbol sirve de púlpito a un san Juan Bautista flanqueado por dos árboles. Una rama en horizontal le sirve de protección para no caerse hacia delante y para, de algún modo, separarlo del público. Esta parte de la escena es idéntica a una xilografía de suya de 1516 y a otra de Cranach el Joven de 1549, que se exhibe en el Museo Herzog Anton Ulrich de Braunschweig (Alemania).
3. La firma: el escudo familiarGrabada en el tronco, se ve una serpiente alada. Es el símbolo que corona el escudo familiar de Cranach, concedido en 1508 por Federico el Sabio, duque de Sajonia, para el que trabajaba en Wittenberg. Desde entonces, esa fue la firma del pintor. En el escudo, la serpiente tiene alas de murciélago, una corona roja y un anillo de rubíes en la boca. Las alas, en su origen levantadas, aparecen vencidas desde 1537, año en que fallece su hijo Hans.
4. Los colores: naturales y vivosLos fuertes tonos de las obras de Cranach fascinaron a los expresionistas alemanes, quienes encontraron cierta inspiración en su paleta y en sus anatomías. Ejemplo de ambos es el soldado en primera línea. Hasta los efectos de luz y sombra los creó con el color. Cranach tenía una farmacia y experimentaba con diferentes sustancias, mezclando los colores en su estudio, incluso con cera de abeja como aditivo, para luego pintar sus cuadros.
5. Los rostros: algunos son casi idénticosA pesar de que casi todos los oyentes que están de pie miran fijamente a san Juan Bautista, hay dos mujeres que contemplan directa y frontalmente al espectador. En esas dos caras se hace patente el gran talento de Cranach para el retrato. Si no fuese por el peinado y porque una lleva un gorro mientras la otra solo una cinta de terciopelo, podrían parecer la misma persona. Ambas tienen el rostro oval, son rubias y sus rasgos parecen calcados.
6. La pincelada: hasta el pelo más finoLa tabla presenta pinceladas precisas que muestran los detalles más pequeños, como un mechón de pelo sobre la frente de una joven, las miles de pinceladas que forman el ropaje de san Juan Bautista o la hierba sobre la que pisan los demás personajes del cuadro. En los ropajes se pueden ver cómo delicadas líneas blancas suben desde los pechos de las jóvenes hasta alcanzar sus cuellos, insinuando así transparencias y encajes.




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