Inaugurada la exposición colectiva "Reflexiones expandidas de mujeres desde la penitenciaría", en el Museo CajaGRANADA
Presentación de la Exposición Reflexiones expandidas
El director de la Obra Social CajaGRANADA, Diego Oliva Rodríguez; el director del Centro Penitenciario de Albolote, Jaime Hernández Alonso; y los comisarios de la muestra, Eloísa del Alisal e Isidro López Aparicio,presentaron esta mañana una exposición colectiva muy, muy especial, en una de las salas de exposiciones temporales del Museo CajaGRANADA.
Durante la presentación, Diego Oliva recalcó "la importancia que para CajaGRANADA tiene el acoger este tipo de muestras en nuestro Museo, que abre sus puertas a la cultura y a la creatividad e íntimamente unido a ellas, al compromiso social. La muestra "Reflexiones expandidas de mujeres desde la penitenciaría" es un perfecto ejemplo de lo mejor de la Obra Social de CajaGRANADA, que permite exponer y dar a conocer un trabajo artístico muy variado, realizado por un colectivo de mujeres integradas en uno de los colectivos más excluidos de la sociedad: el de los presos".
Por su parte, Jaime Hernández explicó que, para las personas en prisión, es vital tener la posibilidad de hacer actividades. "Lo que no puedes es quedarte en el patio ya que, además de perder el tiempo, te puedes perder tú mismo". Ese es el mensaje que el director de la prisión da a los reclusos y a sus familiares, animándoles a participar en las actividades que les gusten. "Y si no hay ninguna, has de inventártela". Las actividades son fundamentales para la reinserción y muchas de ellas las generan los propios internos, contando, en ciertos casos, con el apoyo de unos voluntarios cuyo concurso y compromiso son esenciales en talleres como los de pintura o los de fotografía.
Y los comisarios de la exposición, Eloísa del Alisal e Isidro López Aparicio, explicaron el contenido de la muestra. La directora del Museo CajaGRANADA, señala que "trabajamos por y para la inclusión educativa, social y cultural. Nos dirigimos a todos los públicos y fomentamos el desarrollo de una actividad de ocio y cultural inclusiva. Una de ellas es la exposición que hoy presentamos "Reflexiones expandidas de mujeres desde la penitenciaria" y que se trata de un proyecto multidisciplinar que profundiza en las relaciones, expresiones y símbolos de identidad proyectados por las reclusas del CentroPenitenciario de Albolote, materializados en expresiones artísticas de muy diversa índole. En esta muestra la creación artística se convierte en vehículo de transmisión y ejercicio de libertad de aspiraciones, preocupaciones y deseos, que no entienden de límites. Al mismo tiempo que abre una puerta al espectador, invitándole a entrar en el mundo de cada una de estas mujeres, y a escuchar, conocer y entender su realidad".
Isidro López, comisario de la exposición y profesor de Bellas Artes de la UGR, por su parte, señaló que en tres meses escasos se ha conseguido canalizar una gran energía creativa por parte de un gran número de mujeres reclusas, desarrollándose una intensa conexión entre los muros del Museo CajaGRANADA y los de la prisión de Albolote. Destacó cómo, en la penitenciaria, "el binomio tiempo-espació tiene otra dimensión, tal y como se refleja en el trabajo desarrollado por las reclusas. Un trabajo que rezuma vida y autenticidad, sinceridad. Un trabajo que refleja su vida, tal y como es. Cruda, en muchos casos. Dotada de una peculiar estética. O antiestética... Pero es su realidad y el Museo permite mostrarlas".
LA EXPOSICIÓN
Este proyecto artístico tiene distintos ámbitos de desarrollo en los que se aúnan la condición social de la mujer con la creación artística. En concreto mujeres en situación de reclusión, para las cuales el tiempo y la vida pasan a tener un nuevo significado. Esta vida limitada en el espacio se vuelve una espera activa en el que la creatividad como modo de expresión se convierte en un elemento fundamental en su día a día.
En esta muestra se enfrentan dos espacios físicos y simbólicos: la penitenciaría y el museo, elementos implícitos en un largo repertorio de arquitecturas con nombre: hospital, ayuntamiento, colegio, biblioteca,... pero así como muchos de ellos se relacionan, estos dos se ignoran. Es en esta exposición donde el museo se ha convertido en una "posibilidad" para las internas de mostrar su intimidad a través de sus formas propias de expresión, en la mayoría de las ocasiones propiciadas, por primera vez, a raíz de la alteración en sus vidas de la ecuación tiempo/espacio. Estos factores, elementos vitales para un artista, se convierten en una estrategia impuesta y poderosa pues las mujeres de la penitenciaría rebosan vida y emoción que se convierten en el impulso creador que ocupa su pensamiento y enciende su creatividad.
Las mujeres durante estos meses han trazado un vínculo y han trabajado como si no hubiera muros entre la penitenciaría y el museo, han vivido con la mirada en un proyecto en el que mostrarse, en el que ampliar su espacio de vida. Desde el comisariado hemos generado las herramientas y los vehículos para establecer un diálogo con ellas y dar espacio abierto a sus aspiraciones, sus preocupaciones, sus deseos, sus historias,... que se despliegan y desarrollan en el museo. Las experiencias de las mujeres se cosifican en expresiones artísticas, de diversa índole pero que en todo momento son vehículo de sus propuestas: en forma de pintura, poesía, fotografía, bordados, collages, papiroflexia, ensayos, dibujos etc. en su esencia, sin filtros arquetípicos de lo artístico, con sus propias expresiones y objetos con los que se identifican y se sienten orgullosas.
A su vez, el proyecto expositivo se vértebra a partir de los modos en los que ellas se comunican y sus espacios más significativos. La cabina de teléfonos y el correo postal conforman el cordón umbilical con el exterior, de ahí la importancia de su presencia real. Otros espacios fundamentales son los de formación de ahí la presencia de sus mesas, sus sillas, su biblioteca,... objetos básicos, pero cargados de autenticidad. Se muestran las limitaciones de su vida, como por ejemplo a través de las tecnológicas, en las que la web no existe y sin embargo, objetos descartados tecnológicamente, como las máquinas de escribir, para ellos se convierten en fundamentales. Muchos de estos objetos son "intervenidos" de la manera más natural y cotidiana, como es el caso de las sillas, de forma que acercan su realidad a la de la penitenciaría, más como un acto de voluntad que de recreación.
La biblioteca en la penitenciaría es un flujo sanguíneo de su formación, evasión, conocimiento personal e instrumento de expresión. Las estadísticas de lectura nos lo confirman y sus cartas realizadas ex proceso nos muestran sus sentimientos y sus desarrollos vinculados al mundo del libro. La palabra también es el vehículo de expresión en sus declaraciones grabadas en video en el que el tiempo en sus diferentes espacios y circunstancias se convierten en análisis personales de sus vidas y de las circunstancias que las condicionan. Muestran su condición como mujer, desde el recuerdo, en su presente o en su deseo futuro. De forma contrapuesta, casi en silencio, la otra pieza videográfica se muestra como una foto fija en trampantojo, que nos conecta con sus pasillos y traslada al momento en que sus celdas simultáneamente se abren o cierran, marcando el monótono reloj de su pulso diario.
Esta muestra ha permitido que el museo se convierta durante estos meses previos a la muestra en el estímulo que posibilita que las mujeres reflexionar y encontrar una ventana abierta donde mostrarse y sentirse escuchadas, donde el respeto del lugar se sume al de los espectadores, dando tiempo y espacio al acercamiento y al entendimiento.
Es muy importante para este proyecto la existencia de un camino de vuelta en que el acto de generosidad de las mujeres que participan reciban las respuestas de los espectadores, con sus familias, con la sociedad que se les ha negado desde su confinamiento. Este proyecto no tendría sentido si no se recopilaran opiniones tanto por escrito (de aquí la llamada en la cabina a dejar mensajes para ellas) como por todo tipo de documentación, que será ordenada y se les hará llegar para que aspectos tan importantes como el dialogo, el reconocimiento y la autoestima se sumen a los aspectos formales de la muestra.
Durante la presentación, Diego Oliva recalcó "la importancia que para CajaGRANADA tiene el acoger este tipo de muestras en nuestro Museo, que abre sus puertas a la cultura y a la creatividad e íntimamente unido a ellas, al compromiso social. La muestra "Reflexiones expandidas de mujeres desde la penitenciaría" es un perfecto ejemplo de lo mejor de la Obra Social de CajaGRANADA, que permite exponer y dar a conocer un trabajo artístico muy variado, realizado por un colectivo de mujeres integradas en uno de los colectivos más excluidos de la sociedad: el de los presos".
Por su parte, Jaime Hernández explicó que, para las personas en prisión, es vital tener la posibilidad de hacer actividades. "Lo que no puedes es quedarte en el patio ya que, además de perder el tiempo, te puedes perder tú mismo". Ese es el mensaje que el director de la prisión da a los reclusos y a sus familiares, animándoles a participar en las actividades que les gusten. "Y si no hay ninguna, has de inventártela". Las actividades son fundamentales para la reinserción y muchas de ellas las generan los propios internos, contando, en ciertos casos, con el apoyo de unos voluntarios cuyo concurso y compromiso son esenciales en talleres como los de pintura o los de fotografía.
Y los comisarios de la exposición, Eloísa del Alisal e Isidro López Aparicio, explicaron el contenido de la muestra. La directora del Museo CajaGRANADA, señala que "trabajamos por y para la inclusión educativa, social y cultural. Nos dirigimos a todos los públicos y fomentamos el desarrollo de una actividad de ocio y cultural inclusiva. Una de ellas es la exposición que hoy presentamos "Reflexiones expandidas de mujeres desde la penitenciaria" y que se trata de un proyecto multidisciplinar que profundiza en las relaciones, expresiones y símbolos de identidad proyectados por las reclusas del CentroPenitenciario de Albolote, materializados en expresiones artísticas de muy diversa índole. En esta muestra la creación artística se convierte en vehículo de transmisión y ejercicio de libertad de aspiraciones, preocupaciones y deseos, que no entienden de límites. Al mismo tiempo que abre una puerta al espectador, invitándole a entrar en el mundo de cada una de estas mujeres, y a escuchar, conocer y entender su realidad".
Isidro López, comisario de la exposición y profesor de Bellas Artes de la UGR, por su parte, señaló que en tres meses escasos se ha conseguido canalizar una gran energía creativa por parte de un gran número de mujeres reclusas, desarrollándose una intensa conexión entre los muros del Museo CajaGRANADA y los de la prisión de Albolote. Destacó cómo, en la penitenciaria, "el binomio tiempo-espació tiene otra dimensión, tal y como se refleja en el trabajo desarrollado por las reclusas. Un trabajo que rezuma vida y autenticidad, sinceridad. Un trabajo que refleja su vida, tal y como es. Cruda, en muchos casos. Dotada de una peculiar estética. O antiestética... Pero es su realidad y el Museo permite mostrarlas".
LA EXPOSICIÓN
Este proyecto artístico tiene distintos ámbitos de desarrollo en los que se aúnan la condición social de la mujer con la creación artística. En concreto mujeres en situación de reclusión, para las cuales el tiempo y la vida pasan a tener un nuevo significado. Esta vida limitada en el espacio se vuelve una espera activa en el que la creatividad como modo de expresión se convierte en un elemento fundamental en su día a día.
En esta muestra se enfrentan dos espacios físicos y simbólicos: la penitenciaría y el museo, elementos implícitos en un largo repertorio de arquitecturas con nombre: hospital, ayuntamiento, colegio, biblioteca,... pero así como muchos de ellos se relacionan, estos dos se ignoran. Es en esta exposición donde el museo se ha convertido en una "posibilidad" para las internas de mostrar su intimidad a través de sus formas propias de expresión, en la mayoría de las ocasiones propiciadas, por primera vez, a raíz de la alteración en sus vidas de la ecuación tiempo/espacio. Estos factores, elementos vitales para un artista, se convierten en una estrategia impuesta y poderosa pues las mujeres de la penitenciaría rebosan vida y emoción que se convierten en el impulso creador que ocupa su pensamiento y enciende su creatividad.
Las mujeres durante estos meses han trazado un vínculo y han trabajado como si no hubiera muros entre la penitenciaría y el museo, han vivido con la mirada en un proyecto en el que mostrarse, en el que ampliar su espacio de vida. Desde el comisariado hemos generado las herramientas y los vehículos para establecer un diálogo con ellas y dar espacio abierto a sus aspiraciones, sus preocupaciones, sus deseos, sus historias,... que se despliegan y desarrollan en el museo. Las experiencias de las mujeres se cosifican en expresiones artísticas, de diversa índole pero que en todo momento son vehículo de sus propuestas: en forma de pintura, poesía, fotografía, bordados, collages, papiroflexia, ensayos, dibujos etc. en su esencia, sin filtros arquetípicos de lo artístico, con sus propias expresiones y objetos con los que se identifican y se sienten orgullosas.
A su vez, el proyecto expositivo se vértebra a partir de los modos en los que ellas se comunican y sus espacios más significativos. La cabina de teléfonos y el correo postal conforman el cordón umbilical con el exterior, de ahí la importancia de su presencia real. Otros espacios fundamentales son los de formación de ahí la presencia de sus mesas, sus sillas, su biblioteca,... objetos básicos, pero cargados de autenticidad. Se muestran las limitaciones de su vida, como por ejemplo a través de las tecnológicas, en las que la web no existe y sin embargo, objetos descartados tecnológicamente, como las máquinas de escribir, para ellos se convierten en fundamentales. Muchos de estos objetos son "intervenidos" de la manera más natural y cotidiana, como es el caso de las sillas, de forma que acercan su realidad a la de la penitenciaría, más como un acto de voluntad que de recreación.
La biblioteca en la penitenciaría es un flujo sanguíneo de su formación, evasión, conocimiento personal e instrumento de expresión. Las estadísticas de lectura nos lo confirman y sus cartas realizadas ex proceso nos muestran sus sentimientos y sus desarrollos vinculados al mundo del libro. La palabra también es el vehículo de expresión en sus declaraciones grabadas en video en el que el tiempo en sus diferentes espacios y circunstancias se convierten en análisis personales de sus vidas y de las circunstancias que las condicionan. Muestran su condición como mujer, desde el recuerdo, en su presente o en su deseo futuro. De forma contrapuesta, casi en silencio, la otra pieza videográfica se muestra como una foto fija en trampantojo, que nos conecta con sus pasillos y traslada al momento en que sus celdas simultáneamente se abren o cierran, marcando el monótono reloj de su pulso diario.
Esta muestra ha permitido que el museo se convierta durante estos meses previos a la muestra en el estímulo que posibilita que las mujeres reflexionar y encontrar una ventana abierta donde mostrarse y sentirse escuchadas, donde el respeto del lugar se sume al de los espectadores, dando tiempo y espacio al acercamiento y al entendimiento.
Es muy importante para este proyecto la existencia de un camino de vuelta en que el acto de generosidad de las mujeres que participan reciban las respuestas de los espectadores, con sus familias, con la sociedad que se les ha negado desde su confinamiento. Este proyecto no tendría sentido si no se recopilaran opiniones tanto por escrito (de aquí la llamada en la cabina a dejar mensajes para ellas) como por todo tipo de documentación, que será ordenada y se les hará llegar para que aspectos tan importantes como el dialogo, el reconocimiento y la autoestima se sumen a los aspectos formales de la muestra.
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