Picasso deslumbra en Pekín con los grabados de la mítica «Suite Vollard»
El Museo Nacional de China exhibe esta colección del ICO para cerrar el 40 aniversario de relaciones diplomáticas con España
RITA ÁLVAREZ TUDELA
Picasso, el pintor español más universal, sigue traspasando fronteras y murallas. Para clausurar el 40 aniversario de las relaciones diplomáticas entre
España y
China, este viernes se ha inaugurado en el
Museo Nacional de Pekín la
«Suite Vollard», una colección de cien grabados que muchos críticos encumbran como la mejor obra de este género en el siglo XX.
Firmados por el genial autor malagueño entre septiembre de 1930 y junio de 1936, deben su nombre a Ambroise Vollard, marchante y amigo del pintor desde 1901, cuando Picasso expuso por primera vez enParís, junto con Francisco Iturrino, en su galería. Desde entonces, Vollard se convirtió en seguidor incondicional de Picasso, cuya obra gráfica comenzó a editar. Pero, curiosamente, la «Suite Vollard» no nació como un encargo del marchante, sino que fue más bien un trueque entre el autor y el galerista en 1937. A cambio de la obra inicial, que era de 97 grabados, Vollard le dio a Picasso un buen número de cuadros de su propiedad que el pintor malagueño quería para su colección privada. Ese año, además, se añadieron a la obra original tres retratos que Picasso le hizo a Vollard.
Todos ellos forman parte de las Colecciones del Instituto de Crédito Oficial (ICO), que los ha lucido por el mundo a modo de embajadores del arte español. Desde 1992, esta mítica obra se ha expuesto en Santo Domingo, Washington, El Salvador, Kiev, Tokio y, ahora, Pekín, donde podrá contemplarse hasta el 28 de abril.
«Por su valor incalculable, la
Suite Vollard es la joya de la corona de las
Colecciones ICO y, además, refleja la vida de Picasso a modo de diario íntimo no sólo artístico, sino también personal», explica a ABC la comisaria de la exposición,
Alicia Gómez. A su juicio, el objetivo consiste en «mostrar una faceta distinta de Picasso al público chino, que sí conoce otras muchas de sus obras».
Vuelta al clasicismo
Según la información proporcionada por el Museo ICO, la edición definitiva de la serie comenzó a estamparse en 1939, antes de la muerte de Vollard en julio de ese mismo año. Una vez concluida la tirada, las estampas pasaron, junto a otras series inéditas, a los almacenes del marchante francés. Los cobres de la «Suite Vollard» fueron mostrados por primera vez en 1979 en la exposición que tuvo lugar en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París, de donde pasaron a formar parte de los fondos del Museo Picasso de París.
Junto a los tres retratos de Vollard y un bloque variado, estos grabados tratan sobre el taller del escultor, el Minotauro, Rembrandt y la batalla del amor. Una variedad de temas que, junto a las diversas técnicas de grabado empleadas por Picasso (punta seca, buril, aguafuerte y tinta), es una de las principales características de la «Suite Vollard». Además, la obra coincide en el tiempo con el periodo de plena madurez de Picasso, quien controlaba ya todas las técnicas artísticas porque había pasado por distintos estilos y etapas tras popularizar el cubismo. Sin embargo, para estos grabados optó por apartarse de las tendencias de vanguardia y volvió a un clasicismo que no fue demasiado bien entendido en su época por parte de los artistas y críticos, pero al que el tiempo ha devuelto el valor que se merecen.
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