24 de abril de 2014


París se rinde al arte extremo de Lucio Fontana

París se rinde al arte extremo de Lucio Fontana
París se rinde al arte extremo de Lucio Fontana     - París
La obra del escultor y pintor italo-argentino Lucio Fontana (1899-1968), emblema de la radicalidad artística que sacudió el siglo XX, llega a París a través de una retrospectiva sin precedentes, integrada por más de 200 piezas, que abarca toda su carrera.

Los responsables del Museo de Arte Moderno de la capital francesa, institución que organiza la muestra, definieron hoy este homenaje como "el más importante" dedicado a Fontana desde su muerte.
La retrospectiva recorre, cronológicamente, los trabajos del escultor desde los años 30 del pasado siglo, cuando sus creaciones eran primitivas y abstractas, hasta su muerte en 1968, etapa final que estuvo marcada por los célebres "Tagli", lienzos acuchillados que acabarían convertidos en su imagen de marca.
El recorrido se detiene en cada una de las etapas que vertebraron la trayectoria de Fontana, al tiempo que desvela el papel que sus piezas desempeñaron en el movimiento de vanguardia, del que siempre formó parte, si bien desde una posición singular.
"Fue uno de los grandes visionarios del siglo XX", relata a Efe una de las comisarias de la exposición Choghakate Kazarian, para quien la obra del creador italiano "marcó a varias generaciones de artistas".
De entre todas las características que definen su trabajo, la comisaria destaca la búsqueda incesante de nuevas técnicas a la que Fontana se abonó a lo largo de su carrera.
Curiosidad que le llevó, entre otras cosas, a alumbrar en 1946 el Espacialismo, corriente artística que propone la simplificación de las formas para mostrar el verdadero espacio del mundo.
Con este movimiento, Fontana y sus correligionarios partían "del espacio y la luz" para concebir obras relacionadas con el mundo que les rodeaba y con la conquista espacial, tema que obsesionaba al escultor, precisa Kazarian.
Nacido en 1899 en Rosario, Argentina, el artista pasó casi toda su vida en Milán, donde concibió la mayor parte de una carrera "atípica" y marcada "por continuos cambios de estilo".
Una variedad en la que se insiste a lo largo de toda la retrospectiva a través de una colección de trabajos creados a partir de cemento, cerámica, neón, cristal, metal, madera o arcilla.
Detrás de tanta heterogeneidad, sostiene la comisaria, estarían las dos guerras mundiales que asolaron Europa, así como las réplicas en forma de corrientes artísticas que dejaron ambas contiendas.
Acontecimientos que, unidos a la inquietud innata de Fontana, sirven para explicar la disparidad que se enseñorea de su obra, que navega entre la abstracción y la figuración, la metafísica y la encarnación, lo utópico, lo "kitsch" y la fascinación tecnológica.
Ingredientes que acaban en "creaciones muy sensuales y de vivos colores, de una gran libertad", resume la responsable.
La gran diversidad de sus trabajos contó, sin embargo, con un nexo común: la luz como revelación del espacio y de las formas. Una suerte de hilo invisible que conecta todas las obras del artista.
Organizada en colaboración con la Fundación Lucio Fontana de Italia, la retrospectiva, que podrá disfrutarse hasta el 24 de agosto, supone el "mejor ejemplo" para entender la forma en la que Fontana entendía el arte, agrega Kazarian.
El escultor italiano concebía su trabajo "como una actividad humana esencial", en la que igual de importante era el gesto, "la intención artística", que la producción material.
París se rinde de esta forma al trabajo de un pionero que, durante toda su vida, buscó que las personas cambiasen su percepción del espacio

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