HASTA EL 29 DE JUNIO
“La biblioteca del Greco”, exposición en el Museo del Prado
Noticia por http://infoenpunto.com/
El Museo del Prado, la Biblioteca Nacional de España y la Fundación El Greco 2014 presentan la exposición “La biblioteca del Greco”, una muestra que pretende reconstruir las raíces teóricas y literarias del arte del Greco a través de 39 libros -cuatro de los cuales fueron de su propiedad-, y que se han podido identificar gracias a los dos inventarios realizados por su hijo Jorge Manuel en 1614 y 1621.
Entre ellos destacan una edición del tratado de arquitectura de Vitruvio, perteneciente a la BNE, y otra de las Vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos de Giorgio Vasari. Ambas ediciones fueron abundantemente anotadas por el Greco con comentarios que permiten conocer sus ideas sobre la arquitectura y, sobre todo, la pintura. Se exponen también un ejemplar con obras de Jenofonte y otro con las de Apiano Alejandrino, que formaron parte de su biblioteca, y una edición del tratado de arquitectura de Sebastiano Serlio con anotaciones que se le han atribuido en alguna ocasión. La exposición se completa con tres manuscritos, nueve estampas, que probablemente le sirvieron de inspiración, y cinco de sus pinturas, que revelan la relación entre su producción pictórica y los libros de su biblioteca.
La exposición “La biblioteca del Greco”, además de reconstruir parte de la biblioteca del artista, invita a reflexionar sobre las interpretaciones tradicionales creadas en torno a su figura y su obra fundamentándose en los libros que el Greco tenía entre sus bienes y sus anotaciones al tratado de arquitectura de Vitruvio y las Vidas de Vasari.
“La biblioteca del Greco” reúne 39 libros, identificados a partir de los asientos de los inventarios y seleccionados a partir de las ediciones que estuvieron con mayor probabilidad en su poder; tres manuscritos, los originales de los inventarios de 1614 y 1621 y una carta del Greco al cardenal Alessandro Farnese; nueve estampas, fundamentalmente obras de Cornelis Cort y de Alberto Durero, que fueron referencias ineludibles para el pintor; y cinco pinturas que muestran las variadas relaciones que pueden establecerse entre los cuadros y los libros del cretense, como El soplón o La Anunciación. En total, 56 obras que aproximan al visitante a lo que el Greco leyó y escribió, a sus conocimientos y a sus reflexiones como vehículo para comprender las ideas sobre el arte de la pintura que subyacen en su obra.
Las secciones que vertebran el discurso expositivo reconstruyen el itinerario formativo del pintor y su consideración de la pintura como una ciencia especulativa. Mientras que el primer ámbito señala la importancia que la herencia griega tuvo para el pintor a lo largo de su vida, el segundo y el tercero recuerdan el papel fundamental que la cultura italiana desempeñó en su transformación artística. La sección más numerosa se dedica a los libros de arquitectura, que subrayan su interés por el carácter global de la arquitectura y su repercusión en la estimación de la pintura como arte liberal. La exposición termina con una breve sección sobre la imagen religiosa y muestra el libro Flos sanctorum de Alonso de Villegas, que contiene la primera mención impresa al pintor.
Secciones de la exposición
Cuando el Greco murió en Toledo el 7 de abril de 1614, tenía entre sus enseres 130 libros que se conocen parcialmente por dos inventarios redactados por su hijo Jorge Manuel Theotocópuli: el que escribió unas semanas después del fallecimiento del pintor y el que elaboró en 1621 como testimonio de los bienes que aportaba a su segundo matrimonio.
Fundamentándose en los documentos originales de estos inventarios, cinco secciones articulan el discurso de muestra:
I. Los “padres griegos” y la herencia clásica. Esta sección muestra la ascendencia que la cultura griega tuvo sobre el pintor, que siempre se mostró muy orgulloso de sus orígenes, a través de obras clásicas de Homero, Apiano Alejandrino, Jenofonte y otras consagradas a Alejandro Magno, héroe de la historia helena y paradigma de mecenas de las artes por su protección a Apeles, de quien el Greco pudo considerarse una moderna encarnación. Esta sección también destaca la ausencia de libros de Platón y la presencia, en cambio, de otros de Aristóteles en su biblioteca.
II. Metamorfosis en Italia. La segunda sección revisa la definitiva transformación que sufrió la pintura del Greco tras pasar por Venecia, Roma y otras ciudades italianas. Fue entonces cuando, a través de una labor autodidacta muy intensa mediante el conocimiento de la obra de otros artistas, el contacto con hombres de letras y la lectura, asimiló la práctica y la teoría artísticas dominantes. Entonces comenzó a considerar la pintura como un discurso autónomo que trascendía la representación moralizante de los asuntos inspirados en la mitología, la historia y la historia sagrada.
III. La pintura como ciencia especulativa. Este ámbito es el centro argumental de la muestra pues el Greco consideró que la pintura podía imitar lo visible, pero también lo imposible, es decir como una herramienta para explorar las maravillas de lo real y representar asuntos mitológicos o los misterios religiosos.
IV. Vitruvio y “los términos de la arquitectura”. Aunque el Greco defendió la hegemonía de la pintura respecto a la escultura y la arquitectura, en su época era común considerar a esta última como la más destacada entre las artes por su vinculación tradicional con las artes liberales y porque su conocimiento era indispensable para llegar a ser un hombre universal. Así debió de considerarse el Greco, quien diseñó la arquitectura de algunos de los retablos en que se instalaron sus pinturas y escribió un tratado arquitectónico cuyos contenidos y paradero se desconocen. Estos motivos explican la presencia en su biblioteca de varios ejemplares del tratado de Vitruvio y los más importantes que se publicaron en su tiempo como los de Sebastiano Serlio, Vignola o Andrea Palladio.
V. El problema de la imagen religiosa. La sección final de la exposición muestra cómo, aunque dedicó buena parte de su producción a la pintura religiosa, el Greco no dedicó una sola de sus reflexiones a ella y apenas tuvo once libros relacionados con la religión que, más allá de lo que debió de ser su propia fe religiosa, debía de consultar para adecuar sus pinturas a la doctrina y al decoro.
Catálogo
El catálogo que acompaña la exposición incluye un texto introductorio de Javier Docampo y tres ensayos, uno de Fernando Marías y Richard Kagan sobre la consideración del Greco como pintor intelectual, otro de José Riello sobre la biblioteca del Greco y, el último, de Leticia Ruiz sobre la influencia de la estampas en la obra del Greco. Consta también de las fichas correspondientes a cada uno de los libros expuestos y un apéndice documental con la transcripción de los inventarios de 1614 y 1621.
Entre ellos destacan una edición del tratado de arquitectura de Vitruvio, perteneciente a la BNE, y otra de las Vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos de Giorgio Vasari. Ambas ediciones fueron abundantemente anotadas por el Greco con comentarios que permiten conocer sus ideas sobre la arquitectura y, sobre todo, la pintura. Se exponen también un ejemplar con obras de Jenofonte y otro con las de Apiano Alejandrino, que formaron parte de su biblioteca, y una edición del tratado de arquitectura de Sebastiano Serlio con anotaciones que se le han atribuido en alguna ocasión. La exposición se completa con tres manuscritos, nueve estampas, que probablemente le sirvieron de inspiración, y cinco de sus pinturas, que revelan la relación entre su producción pictórica y los libros de su biblioteca.
La exposición “La biblioteca del Greco”, además de reconstruir parte de la biblioteca del artista, invita a reflexionar sobre las interpretaciones tradicionales creadas en torno a su figura y su obra fundamentándose en los libros que el Greco tenía entre sus bienes y sus anotaciones al tratado de arquitectura de Vitruvio y las Vidas de Vasari.
“La biblioteca del Greco” reúne 39 libros, identificados a partir de los asientos de los inventarios y seleccionados a partir de las ediciones que estuvieron con mayor probabilidad en su poder; tres manuscritos, los originales de los inventarios de 1614 y 1621 y una carta del Greco al cardenal Alessandro Farnese; nueve estampas, fundamentalmente obras de Cornelis Cort y de Alberto Durero, que fueron referencias ineludibles para el pintor; y cinco pinturas que muestran las variadas relaciones que pueden establecerse entre los cuadros y los libros del cretense, como El soplón o La Anunciación. En total, 56 obras que aproximan al visitante a lo que el Greco leyó y escribió, a sus conocimientos y a sus reflexiones como vehículo para comprender las ideas sobre el arte de la pintura que subyacen en su obra.
Las secciones que vertebran el discurso expositivo reconstruyen el itinerario formativo del pintor y su consideración de la pintura como una ciencia especulativa. Mientras que el primer ámbito señala la importancia que la herencia griega tuvo para el pintor a lo largo de su vida, el segundo y el tercero recuerdan el papel fundamental que la cultura italiana desempeñó en su transformación artística. La sección más numerosa se dedica a los libros de arquitectura, que subrayan su interés por el carácter global de la arquitectura y su repercusión en la estimación de la pintura como arte liberal. La exposición termina con una breve sección sobre la imagen religiosa y muestra el libro Flos sanctorum de Alonso de Villegas, que contiene la primera mención impresa al pintor.
Secciones de la exposición
Cuando el Greco murió en Toledo el 7 de abril de 1614, tenía entre sus enseres 130 libros que se conocen parcialmente por dos inventarios redactados por su hijo Jorge Manuel Theotocópuli: el que escribió unas semanas después del fallecimiento del pintor y el que elaboró en 1621 como testimonio de los bienes que aportaba a su segundo matrimonio.
Fundamentándose en los documentos originales de estos inventarios, cinco secciones articulan el discurso de muestra:
I. Los “padres griegos” y la herencia clásica. Esta sección muestra la ascendencia que la cultura griega tuvo sobre el pintor, que siempre se mostró muy orgulloso de sus orígenes, a través de obras clásicas de Homero, Apiano Alejandrino, Jenofonte y otras consagradas a Alejandro Magno, héroe de la historia helena y paradigma de mecenas de las artes por su protección a Apeles, de quien el Greco pudo considerarse una moderna encarnación. Esta sección también destaca la ausencia de libros de Platón y la presencia, en cambio, de otros de Aristóteles en su biblioteca.
II. Metamorfosis en Italia. La segunda sección revisa la definitiva transformación que sufrió la pintura del Greco tras pasar por Venecia, Roma y otras ciudades italianas. Fue entonces cuando, a través de una labor autodidacta muy intensa mediante el conocimiento de la obra de otros artistas, el contacto con hombres de letras y la lectura, asimiló la práctica y la teoría artísticas dominantes. Entonces comenzó a considerar la pintura como un discurso autónomo que trascendía la representación moralizante de los asuntos inspirados en la mitología, la historia y la historia sagrada.
III. La pintura como ciencia especulativa. Este ámbito es el centro argumental de la muestra pues el Greco consideró que la pintura podía imitar lo visible, pero también lo imposible, es decir como una herramienta para explorar las maravillas de lo real y representar asuntos mitológicos o los misterios religiosos.
IV. Vitruvio y “los términos de la arquitectura”. Aunque el Greco defendió la hegemonía de la pintura respecto a la escultura y la arquitectura, en su época era común considerar a esta última como la más destacada entre las artes por su vinculación tradicional con las artes liberales y porque su conocimiento era indispensable para llegar a ser un hombre universal. Así debió de considerarse el Greco, quien diseñó la arquitectura de algunos de los retablos en que se instalaron sus pinturas y escribió un tratado arquitectónico cuyos contenidos y paradero se desconocen. Estos motivos explican la presencia en su biblioteca de varios ejemplares del tratado de Vitruvio y los más importantes que se publicaron en su tiempo como los de Sebastiano Serlio, Vignola o Andrea Palladio.
V. El problema de la imagen religiosa. La sección final de la exposición muestra cómo, aunque dedicó buena parte de su producción a la pintura religiosa, el Greco no dedicó una sola de sus reflexiones a ella y apenas tuvo once libros relacionados con la religión que, más allá de lo que debió de ser su propia fe religiosa, debía de consultar para adecuar sus pinturas a la doctrina y al decoro.
Catálogo
El catálogo que acompaña la exposición incluye un texto introductorio de Javier Docampo y tres ensayos, uno de Fernando Marías y Richard Kagan sobre la consideración del Greco como pintor intelectual, otro de José Riello sobre la biblioteca del Greco y, el último, de Leticia Ruiz sobre la influencia de la estampas en la obra del Greco. Consta también de las fichas correspondientes a cada uno de los libros expuestos y un apéndice documental con la transcripción de los inventarios de 1614 y 1621.
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