6 de abril de 2014

Pintor Armando Lara: nostalgias de la multiplicidad humana

Sus tres pintores favoritos del arte mundial son Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci y Pablo Picasso por entregados a su obra y revolucionarios en el arte.
Noticia por laprensa.hn Sabino Gámez. Redacción La Prensa sabino.gamez@laprensa.hn
El artista explora la figura humana por un cosmos artístico tenue y enigmático.

San Pedro Sula, Honduras.
Nació en la entraña del rubro bananero: La Lima. Respetado por su obra, su estilo y su trayectoria. Galardonado internacionalmente por su arte, propuesta y concepto.Armando Lara Hidalgo, un maestro; un pintor que emerge o flota día a día entre pinceles, colores y lienzos.
Refugiado en su estudio en Tegucigalpa y atrincherado de ideas y sensaciones, está creando lo que sería su propuesta para una exposición en Panamá donde explora un mundo sumergido dentro de la pintura figurativa, con detalles surrealistas y metafísica. Explora el carboncillo sobre lienzo.
Alejado momentáneamente de galerías y exposiciones desde casi un año, Armando Lara hace pausa en el estrellato nacional para enfocarse en sus proyectos que además incluye un libro de su obra pictórica “y muchas ideas y técnicas por experimentar”, confiesa.
De sencillo expresar y contundente pensamiento, este artista confiesa sus perspectivas artísticas, conceptos del arte hoy y hasta criterios propios de los grandes del pincel.
Primero un buen dibujo
Muchos nuevos artistas en Honduras quieren pintar y se han olvidado de que se inicia en este arte adquiriendo técnicas de dibujo. “Es muy útil estudiar el dibujo porque después se entiende mejor lo que es la teoría del color, la perspectiva y muchas reglas de la armonía y el contraste”, aconseja.
Consejo sabio de un artista que no solo trae en las venas la pintura, sino que su habilidad fue reforzada con estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde se graduó como maestro de artes plásticas en 1980. De eso ya 34 años.
Su inspiración y maestro, sin duda el inmortal hondureño Pablo Zelaya Sierra, que “aunque no lo conocí, aprendí mucho de su obra y al premio que lleva su nombre no se le está dando la relevancia que debería tener”.
Y aunque Lara Hidalgo sea un pintor con formación profesional, mantiene la humildad al ras del piso y no menosprecia a aquellos que por si solos han logrado una brecha en la pictórica nacional. “Admiro mucho a los artistas buenos que son autodidactas. La pintura para mí es el medio que Dios me dio para expresarme, para verter mi creatividad, mis inquietudes sobre el mundo y la vida”.
Ahora, un dilema actual difícil de evadir ¿arte o dinero? “Hacer arte es un trabajo, no veo porque no puede ser remunerado, un buen artista merece vivir bien, mientras lo que el dé sea bueno. No precisamente hay que volver más comercial la obra para sobrevivir. Hay artistas nada comerciales que sobreviven, todo depende de su público. Esa es una decisión muy personal”, recalca.
Sello de artista
Su obra es rica en figura humana. Cuerpos desnudos que flotan son su sello. “Pinto al ser humano esencial, el ser humano con sus virtudes y sus angustias, el mortal, el creador o destructor. No hay una parte en especial que me atraiga porque cada parte le da forma a la otra es una continuidad armónica.
Los trazos grandes, los brochazos de gran formato conllevan un poco más de su dedicación, el pintar o dibujar manos es bien difícil, considera, pero no lo detesta y en cuanto a la figura femenina o masculina, “para mí son la misma cosa. Los dos tienen su belleza, como los creó Dios”.
El estilo de Armando Lara además se distingue por las composiciones, el movimiento y el color con destellos oscuros y grises. Incorpora viñetas, “generalmente son boletos de viaje, pasaportes, viñetas de precios de artículos; cosas que están en nuestra vida cotidiana”.
La inspiración le llega de la naturaleza, el hombre, el cosmos. Su obra no es inalcanzable solo porque su nombre pesa en el arte hondureño. “Mucha gente tiene obras mías”. Nunca ha pensado en retirarse y “la idea es hacer arte toda mi vida”.
Mientras pinta, sus pensamientos viajan en un vaivén de emociones. “Generalmente pienso en la gente que está sufriendo, la gente que está mal en su país, en las injusticias, en la falta de igualdad, en el hambre, en los ancianos abandonados, en el futuro de los niños”.
En su obra desnuda no hay erotismo. Refleja la vulnerabilidad del ser humano.
“Hay falta de solidaridad y la esperanza de que un día el hombre recobre su belleza total, su unidad”. Todo ello indentificándose con una gama amplia de colores pero decantado por los grises.
Armando Lara además es franco al referirse al tema del encasillamiento artístico. En una ocasión el maestro Miguel Ángel Ruiz Matute dijo que le molestaba pintores que se repiten en sus trabajos. Para Lara, los artistas siempre le temen a eso “pero todos los pintores tenemos algunas constantes en nuestro lenguaje plástico. Pienso que es bueno renovarse sin perder la identidad. Es difícil mantener ese equilibrio”.
Por el momento no se le ha ocurrido abandonar el estilo figurativo. “Creo que tengo más que decir por medio de la figura humana. He hecho experimentaciones con la abstracción pero nada definitivo. Para mí la figura humana es la más bella creación de Dios. Hay muchas complejidades de las cuales hablar”.
Analítico
Lara además es un reflexivo de primera. En otros tiempos, pintores y escritores se influenciaban mutuamente en su obra artística personal pero ahora “ya casi no existe. Ahora el trabajo es más individual, aunque hay temas y posturas filosóficas en los que se está de acuerdo”.
Su apreciación en cuanto a arte contemporáneo en Honduras es buena. Considera que esta creciendo y que hay buenos artistas que hacen un interesante trabajo pese a que la gente no los comprende o no han aprendido a leer su obra.
Aunque considera que el arte contemporáneo a veces “es una trampa en la que no hay que caer ni el artista ni el público. Yo creo que las vanguardias ya están un poco gastadas y muchos artistas ya no quieren pensar. Políticamente hay gente a la que le conviene poner a los artistas a hacer garabatos”.
Pero el hondureño de a pie puede desarrollar su olfato y gusto artístico “por medio de la educación escolar y universitaria”.
También los medios de comunicación influyendo y publicando el trabajo de los artistas nacionales que son bastantes” pero si hay algo que lo frustra en estas casi tres décadas y media de carrera, es “el poco interés que las autoridades le dan al tema cultura y arte. Es frustraste ver tanto talento perdido”.
Además no es estrictamente necesario que el artista refleje el folclore y la cultura nacional en las obras “porque el hondureño tiene también una parte universal. Somos parte de toda América y del mundo. Conocemos de todo el planeta.

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