28 de septiembre de 2017

I RUTA CERVANTINOQUIJOTESCA POR MADRID Y ARANJUEZ

Después de este pasado año que hemos celebrado el 400 aniversario del fallecimiento de nuestro Miguel de Cervantes, vamos a comenzar este 2017 con la rutas quijotescas (aprovechando el 400 aniversario de la edición del libro Persiles y Sigismunda de Don Miguel de Cervantes).
Rutas ellas que tuvo que conocer de primera mano Don Miguel, y que seguramente las anduvo a lo largo de su vida. Cervantes, que en aquella época ya debería de conocer la famosa ruta de el “Camino de Santiago” ruta universal que abrió las puertas de España al resto del mundo, creó capítulo a capítulo a través de la obra de “Don Quijote de la Mancha” (aunque Cervantes , es evidente, jamás tuvo presente la idea de diseñar itinerarios turísticos o de contemplación de la naturaleza) una serie de rutas que hicieron de Castilla la Mancha un hito universal. Desde estas páginas de LA ALCAZABA, vamos a ir recreando los viejos caminos por donde El Quijote y su amigo Sancho anduvieron sabiendo, en todo momento, que la obra de Cervantes no es algo que fue. Es algo que es, que sigue siendo y que será actual a lo largo de la historia de la humanidad. Esta rutas son todo un sustancioso manual de letras donde la antropología, la historia, la religión y la filosofía, además de las mitologías, leyendas y costumbres pasan a ser una cultura a beneficio, en conjunto, de toda la humanidad.
Partiendo de Madrid

Plano de Teixeira del Madrid de los austrias

Madrid, capital de España, también es la capital del mundo cervantino. Madrid, estaba repleta de mentideros, plazas y callejuelas, fieles acompañantes de Don Miguel a lo largo de su vida y de su muerte. Trató a sus gentes y muchos personajes de la obra cumbre cervantina, fueron gestados en esta Villa. Madrid, es capital de la gran Alcalá de Henares, patria chica que vio nacer a don Miguel y que fue bautizado el 9 de octubre de 1547 en la iglesia de Santa María la Mayor. En Madrid, Cervantes vivió algunos años de su juventud. Fue alumno del sacerdote y catedrático Don Juan López de Hoyos que consideró a Cervantes como “nuestro caro y amado alumno”. Inclusive López de Hoyos, editó en el año 1568, cuatro poemas de Cervantes. También padre Trinitario Don Juan Gil, gestionó el rescate del cautivo en Argelia Don Miguel de Cervantes, escribió Cervantes en esta Corte, sus primeras obras de teatro. En 1586 ingresó en la “Academia Imitatoria” y ya en enero de 1605, imprimió de la mano de Don Juan de la Cuesta, la Parte Primera del Quijote de La Mancha. En Madrid, Cervantes publicó la II Parte del Quijote, corría el año de Nuestro Señor 1615. Terminó su obra Persiles y Sigismunda (Cervantes no la vio publicada). En ella escribió la dedicatoria al Conde de Lemos el 19 de abril de 1616, tres días antes de morir, donde se despide de la vida citando estos versos:
Puesto ya el pie en el estribo, con las ansias de la muerte, gran señor, esta te escribo.


Plaza de la Paja

En la calle del León, en el número 10, recibió la Santa Unción un 18 de abril y en la tarde del 22 de ese mismo mes, dejó de respirar, siendo enterrado con hábito franciscano en el Convento de las Trinitarias Descalzas, en la esquina de la calle Cantarranas, actual Lope de Vega. En el Madrid de la Villa y Corte, hay muchos lugares cervantinos. En la obra del Quijote se hace mención a ellos, tales como las fuentes del Caño Dorado, de Lavapies, de Leganitos, de la Castellana y de la Priora. Del esposo de Doña Rodriguez (Cap. II pag. 48) y su desgracia en la calle Santiago cercana a la de Milanés y Mayor hace mención Cervantes, así como de la puerta de Guadalajara y su mentidero, situado junto a la calle Mayor, descrito como “lugar de gente baldía”.

Plaza Mayor

De Madrid a Roma, llevaron por los aires al licenciado Torralba (Cap. II pág. 41) y Teresa Panza –Cascajo, su apellido de soltera- aspirará a poseer objetos santuarios en la Villa y Corte (Cap. II pág. 50)… Madrid, no es una ciudad que le haya dedicado mucho a Cervantes ni a Don Quijote, todo lo contrario a los hijos de la Pérfida Albión que a su Shakespeare en su tierra natal de Stratford-upon-Avon, le dedican hasta su respiración para enaltecer su literatura. En fin, teniendo al más grande literato universal, siempre com a él en vida, lo dejamos apartado a un lado de la orilla. ¡Si es que somos Quijotes!. Pero volvamos a lo que nos atañe. El “poblachón Manchego de Madrid” los monumentos a nuestro Quijote y Cervantes. Uno de ellos actualmente está situado en plena Plaza de España, sus autor fue el escultor Lorenzo Coullaut Valera y el proyecto de los arquitectos Rafael Martínez Zapatero y Pedro Muguruza Otaño. Hay otro monumento situado en la Plaza de las Cortes, obra del escultor Antonio Solá. La iniciativa de colocar esta estatua como homenaje a Cervantes se debe a José Bonaparte que así lo ordenó mediante un decreto en 1810.


Fuentes del Madrid de los Austrias.

Madrid tiene lugares cervantinos como el barrio de las letras, llamado también barrio de los literatos o de las musas, con la calle Huertas, la Calle del León, que tuvo un antiguo y afamado mentidero mencionado por Cervantes, la plaza Matute, la calle de la Magdalena. Dejamos Madrid con sus barrios viejos y nuevos y tomamos rumbo hacia el Real Sitio de Aranjuez donde se hace una primera alusión en el Quijote en el soneto de Paniaguado, académico de La Argamasilla en el capítulo LII: In laudem Dulcineae del Toboso. “Esta que veis de rostro amondongado, alta de pechos y ademán brioso, es Dulcinea, reina del Toboso, de quien fue el gran Quijote aficionado. Pisó por ella el uno y otro lado de la gran Sierra Negra64 y el famoso campo de Montiel, hasta el herboso llano de Aranjuez, a pie y cansado (culpa de Rocinante). ¡Oh dura estrella!, que esta manchega dama y este invito andante caballero 66, en tiernos años, ella dejó, muriendo, de ser bella, y él, aunque queda en mármores escrito, no pudo huir de amor, iras y engaños.”


Aranjuez en el año 1636. Museo Nacional del Prado

En el capítulo L de la II parte, Aranjuez se vuelve a citar otra vez con: doña Rodriguez revela el secreto de la Duquesa, y dice que en sus piernas tiene el Aranjuez de sus fuentes. Es posible que nuestro Cervantes tuviera intención de llevar a su, nuestro Quijote a Aranjuez, lo cierto es que don Alonso jamás pisó esta real Villa. Aranjuez, tuvo que ser pisada por los pies de Cervantes en su largo deambular.


El Real Sitio

El “Rey prudente” Felipe II en 1561 otorgó Aranjuez la denominación de Real Sitio. En su palacio y jardines trabajaron artistas y arquitectos de la talla de Juan Herrera, Santiago Bonavia, Alejandro González, Vázquez, Sabatini y Santiago Rusiño. Y desde Aranjuez y sus lugares de caza y pesca, nos vamos introduciendo en las llanuras manchegas, intentando descubrir, inútilmente, “el lugar de “cuyo nombre” jamás quiso acordarse. Cervantes sabía de ese lugar, usa sencillamente una fórmula protocolaria yu habitual en algunas narraciones caballerescas. Así también lo podemos leer de El Conde Lucanor que empieza: “ En una tierra de que non me acuerdo, había un rey…”.


Fuentes y estanques de Aranjuez

Lo cierto es que Cervantes nunca quiso nombra, ni dar a conocer el inicio de su obra porque siempre quiso que fuera universal para La Mancha: “dejar que todas las villas y lugares de La Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenerle por suyo” . Estas palabras Cervantes las pone en boca de Cide Hamete Benengeli.


Palacio Real de Aranjuez


Paseo de los Arcos en Aranjuez

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