23 de octubre de 2017

Robert Lehman y el barroco mexicano en el MET de Nueva York


NY-Met-Lehman-colecciónEl Museo Metropolitano de New York es una ciudad de más de 2000 empleados, aloja patrimonio artístico de la humanidad y representa nuestra cultura a través de diferentes épocas, disciplinas y técnicas.
Es un museo enciclopedista y humanístico, con esa concepción se creó, pero es además un centro de actividades culturales que refleja el dinamismo de nuestra sociedad. En New York aman el Met! Y los extranjeros que lo conocen lo disfrutan como uno de los grandes museos del mundo.Siempre hay algo nuevo en el Met, siempre hay exposiciones de interés. En este caso, las exposiciones revelan mundos distintos: Estados Unidos y el gran Coleccionista Robert Lehman y México y su gran pintor barroco Cristóbal de Villalpando.

Colección robert lehman (NY 1891-1969)

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Robert Lehman fue un banquero con alma de artista, lider de la famosa corporación Lehman Hnos., filántropo, coleccionista, promotor de las artes y un visionario en el mundo de los negocios. Expandió su imperio en diversas áreas y alcanzó mercados internacionales. Amante de los caballos, impulsó el Polo (él mismo era un gran jugador), y las carreras de caballos desarrollando el Hipismo y la cria de equinos de raza.

Su espíritu inquieto lo llevo a continuar la colección de arte iniciada por su padre en 1911, esta colección fue la única extranjera exhibida en París. Al morir, la fundación que lleva su nombre donó 3000 obras al Met, construyéndose el ala Lehman para alojarla, abierta al público en 1975.

El Coleccionismo en Europa era tributo de reyes y nobles, en América de millonarios y amantes del arte. Con estas grandes colecciones de magnates del siglo XIX y XX se formaron los acerbos de los museos americanos y, hasta hoy, continua esta tradición.

En la exhibicion “De Leonardo a Matisse: Obras maestras de dibujo de la Colección Robert Lehman”, se pueden apreciar dibujos únicos como el Autoretrato de Albert Durero, en tinta, o la extraña copia de Rembrandt sobre La última cena de Leonardo da Vinci. Desfilan ante nuestros ojos: Fragonard, Claude Lorrain, Canaletto, Tiepolo, David, Goya, Corot, Delacroix, Ingres, Degas, Daumier, Van Gogh, Seurat, Redon, Renoir y Matisse. Un viaje por la historia del arte y sus grandes maestros.

La mayoria de estos dibujos son esquemas o bocetos que luego el artista desarrollará en pintura o grabado, otros quedarán como dibujos. Un verdadero lujo visual. Como sucede con toda colección, se aprecia no solo la maestria de los artistas sino el “ojo del coleccionista” que supo reservar la pieza, integrándola a su acerbo. El coleccionismo de arte es un capítulo especial en la historia del arte.
Exposición sobre Cristóbal Villalpando en el Museo Metropolitano de Nueva York
Exposición sobre Cristóbal Villalpando en el Museo Metropolitano de Nueva York

Cristóbal de villalpando (1649-1714)

México tiene uno de los más bellos barrocos del arte latinoamericano. Es un placer visitar los conventos, museos, iglesias donde esas obras viven en su natural hospedaje.

El barroco si no hubiera llegado de Europa, hubiera nacido en América, por ser un continente pródigo, un destino visual de abundancia y de una naturaleza exhuberante. Por la diversidad étnica: indios, europeos y afros configuran una riqueza racial que se amalgama en el llamado “Mestizaje”. El barroco latinoamericano engendra la búsqueda de la identidad nacional, la necesidad de encontrar las propias raíces, y es simiente de los procesos libertarios de las naciones del nuevo continente.
Cristóbal Villalpando: El árbol de la vida
Cristóbal Villalpando: El árbol de la vida


Este barroco de la Nova España tiene características propias, la gran habilidad de los artesanos mexicanos permitió explorar nuevas formas y enriquecer con flora y fauna autóctonas, guardas y estelas, o exaltar la policromía, dando al color una relevancia muy particular.

La columna salomónica con fuste en espiral se adhiere a la decoración de los templos, el oro, que abunda en las nuevas tierras, se desparrama por altares y se funde en telas y tablas como un color má s.

Carlos Fuentes en su bello libro “El espejo enterrado”, nos dice:

“Igual que en Europa, entre el ideal y la realidad apareció el barroco en el Nuevo Mundo..”

Nos habla de la sensualidad barroca, del arte de la abundancia de formas, curvas, adornos, pliegues y volutas, la yuxtaposición de símbolos nativos y europeos, el mestizaje, la energía de vida que se desborda en la naturaleza, en el paisaje, en la riqueza de la tierra. El Nuevo mundo es barroco y surrealista, pero éste es otro tema que nos aparta de Villalpando o tal vez nos acerca.

Recuerdo haber visto obras de Villalpando en el Museo Nacional del Virreinato: Colegio de San Francisco Javier de Tepotzotlán, en el Estado de México. El espacio, impuesto en este caso por la arquitectura, llevó al artista a crear pinturas de gran tamaño, tal vez, rememorando los murales prehispánico. Para Octavio Paz el barroco latinoamericano es ruptura del modelo peninsular. La estética latinoamericana abre sus compuertas en medio de la estética europea, paradojicamente, este período tan cohercitivo es un canto de libertad en nuestra Latinoamérica y creo que nunca nos separaremos de este estilo que ya forma parte de la idiosincracia hispanoamericana.

Volvamos a Villalpando, en 1685 le encargaron un ciclo de pinturas para la catedral de México, se consideran las obras mas importantes de su creación, y una suerte de consagración, aunque ya era un artista muy reputado en la época colonial. La Catedral de Puebla también lo contrató para la pintura de su cúpula, y tuvo encargos de varios lugares de México. En sus comienzos sufrió la influencia del maestro Rubens, pero luego fue adentrándose en la tradición colonial latinoamericana.

Impresionan sus pinturas monumentales y la habilidad para mover las figuras en el gran escenario pictórico. Sus temas fueron especialmente religiosos y sus figuras se envuelven en una suerte de mística propia del estilo.

Igualmente interesante es la paleta del pintor que maneja los rojos intensos, azules y verdes con maestria pero que no vibran solamente por las enseñanzas de la escuela europea sino por la tradición muralística prehispánica.

El color y el espacio son parte de la esencia de México y Villalpando parece haberlo sabido. Fue un raro privilegio volver a encontrarme con estas importantes pinturas del barroco mexicano.

Estas obras se exhiben por primera vez en Estados sUnidos y provienen del Patrimonio Nacional mexicano. Esta exposición fue posible gracias al Museo Metropolitano, a Fomento Cultural Banamex y a la Fundación Diez Morondo. Contó con el auspicio del Ministerio de Asuntos Exteriores de México y del Consulado General de México en Nueva York.

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