EL ARTE POR EL ARTE,
por Nicolás del Hierro, Escritor y Poeta -
La Creación de >>Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564)
El arte por el arte. He aquí un sentimiento bastante extendido entre buen número de creadores artísticos en las muy diversas manifestaciones donde aquél se produzca o pueda producirse. Cierto que el arte adquiere por sí solo su propia defensa, y si no la consigue es que no alcanza la dignidad de su nominación o soplaron malos vientos para entenderse nombre y trabajo personal, algo que bien puede quedar representado como el mayor de los ejemplos históricos en el transcurso vital de Vincent van Gogh, con la venta de aquel solo cuadro en su vida y que, además la realizara su propio hermano, como se dice y asegura.
El beso, Gustav Klimt (1862-1918)
Además, si la manifestación artística, siéndolo, va acompañada de la ética personal como actitud del propio creador, del artista, no hay duda que el compromiso de la obra alcanzará unos niveles superiores. Por supuesto que a nadie puede ocultársele que en el transcurso de esa creatividad influyen infinidad de actitudes y condicionantes que alimentan el triunfo o el fracaso de una obra más o menos bien realizada. ¿Cuantos, con cualidades artísticas no se ven pululando por los alrededores de la incomprensión, incluso del fracaso? ¿Y cuantos y cuantas llegan a la popularidad o triunfo por una suerte de trampolín o empuje social?
La rebeldía del arte está casi siempre ligada a la rebelión del artista. La demostración personalísima del hombre o la mujer artistas, suele en todo tiempo imponer el sello de la creación en detrimento o virtud de la obra. Me refiero a su espacio creativo y luego difusión, del mismo modo que deben estarlo el amor y la tolerancia. Si la obra es adhesión o sereno hermanamiento humanitario, uno y otro aparecerán, al menos se adivinarán, en el recorrido biográfico del creador. Soy de los convencidos de que la conducta, como compromiso social, imprime carácter en el mensaje que todo arte persigue. La vida del hombre, o la mujer, unida al compromiso de su obra, ejerce una doble virtud sobre la misma.
Arte por arte
El arte por el arte; es decir por sí solo, puede acercarnos al disfrute de la belleza y al deleite espiritual. ¿Quién que sea no se ha emocionado o conmovido ante alguna obra considerada inmortal? Dolor y sentimiento, admiración o crítica suelen ser ejemplos que surgen si ésta contemplación nos absorbe, aunque sea momentáneamente. La voluntad, el planteamiento y el desarrollo, como investigación o búsqueda de la idea, convergen en favor del mensaje, siempre que autor o autora formen unidad con su parcela artística.
Cualquier exposición de la belleza podría sernos útil a muestro entendimiento. Pero ahora estamos pensando en la virtud de la palabra, del color o de la nota condicionados a la actitud de quien escribe, pinta o armoniza. A veces, cuando un poemario, obra pictórica, escultórica o ritmo musical nos convence y nos agarra en su memorándum y su belleza, si el autor/a no responde al patrón de la ética humanista que defiende, más nos valdría no conocer intimidades en los derroteros oscuros de su padre o madre creadores.
Por supuesto que el acierto de la operación es la razón del artista, al menos la razón en el momento de su plasmación. Pero éste, como ser humano, al aceptar la metamorfosis vital y transformarla en arte ha de aceptar también comportarse como el sujeto social que representa. Si tomamos los actos socio/humanos por el reflejo de cualquier persona, considero que no debe responder a menor razonamiento mutuo el trabajo de todo intelectual o artista. Su variabilidad o divergencia, no dejan de suponer cierto revés sobre el símbolo del propio mensaje. Probablemente, siglos atrás, cuando las noticias se difundían con la lentitud de unos medios retardados, el efecto de la integridad como actitud del artista supondría una carga de menor influencia, pues siempre se le conocería menos a él que a su mensaje. Hoy, sin embargo, en un mundo veloz y de informaciones electrónicas, es más necesario que la obra y el artista tengan plena convergencia. Resulta admirable ser bueno en el mejor sentido de la palabra bueno, algo así como el ejemplo que imprimiera a su vida y a su obra don Antonio Machado, aunque tuviera que emigrar y morir en el exilio, y todavía hoy, en no pocas ocasiones, triunfe la sevicia sobre la estimación.
Alegoría de las Artes de >Vicente Palmaroli González (1834-1896)
Consideremos que El Arte por el Arte, en la exploración de un mundo cibernético o aldea global, como los que actualmente nos envuelven, halla su pleno acierto en la unificación o convergencia de los modos y las formas del artista. Cada quien tiene su propia personalidad, pero esta gran casona o museo donde se encierra y proyecta el artístico mundo sería bueno levantarla sobre la mejor de las cimentaciones y mostrarla en luminosas salas para que, tanto la manifestación creadora como aquél que contemplarla quisiera, hallaran el recíproco enaltecimiento que la majestuosidad supone.
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