MADRID, HASTA EL 25 DE MAYO DE 2014
El paisaje nocturno captado por 10 artistas, en el Museo Thyssen-Bornemisza
En la octava edición del programa ‘Miradas cruzadas’, se presenta en el balcón mirador de la primera planta del museo diez escenas nocturnas en las que puede apreciarse cómo otros tantos artistas de diversas época y nacionalidades van descubriendo que la noche tiene sus propios colores, diferentes de los del día, exposición comisariada por Guillermo Solana con obras de las colecciones Museo Thyssen-Bornemisza y Carmen Thyssen-Bornemisza.
La muestra se abre con ‘Claro de Luna con un camino bordeando un canal’, pintura del siglo XVII realizada por el holandés Aert van der Neer, ‘el gran especialista en lunas’. Y de esta visión, a la noche moderna de la gran urbe, la noche en Nueva York sentida por Georgia O´Keeffe. Con otras interpretaciones: Vernet combinando la luz de la luna con los fuegos de pescadores napolitanos a la orilla de la mar, naturaleza y humanidad. En ‘Mañana de Pascua’, Friederich pinta a tres mujeres que caminan hacia el cementerio a través de un paisaje que habla de Resurrección, de renuevo, de alborada. El inglés Grimshaw busca el efecto de los árboles a contraluz en su obra ‘Noche de luna’; mientras que el cuadro ‘Expulsión’ del romántico americano Thomas Cole, trata de la salida del Paraíso Terrenal, aunque no se vea a Adan y Eva, trazando la realidad del destino humano. Otro americano, Bierstadt, presenta el cielo como un grandioso incendio, mientras Nolde en su ‘Atardecer de otoño’ siente al género humano entre cielo y tierra.
Luz natural y también artificial, máxime cuando aparece el gas y la electricidad. En la obra de Puigaudeau estalla la noche fantástica, con sus luces y colores artificiales. El surrealista Delvaux combina las luces de interiores y exteriores, farola o lámpara para conseguir un ambiente onírico. Son diez nocturnos en la octava edición del programa ‘Miradas cruzadas’, abierto en el
La muestra se abre con ‘Claro de Luna con un camino bordeando un canal’, pintura del siglo XVII realizada por el holandés Aert van der Neer, ‘el gran especialista en lunas’. Y de esta visión, a la noche moderna de la gran urbe, la noche en Nueva York sentida por Georgia O´Keeffe. Con otras interpretaciones: Vernet combinando la luz de la luna con los fuegos de pescadores napolitanos a la orilla de la mar, naturaleza y humanidad. En ‘Mañana de Pascua’, Friederich pinta a tres mujeres que caminan hacia el cementerio a través de un paisaje que habla de Resurrección, de renuevo, de alborada. El inglés Grimshaw busca el efecto de los árboles a contraluz en su obra ‘Noche de luna’; mientras que el cuadro ‘Expulsión’ del romántico americano Thomas Cole, trata de la salida del Paraíso Terrenal, aunque no se vea a Adan y Eva, trazando la realidad del destino humano. Otro americano, Bierstadt, presenta el cielo como un grandioso incendio, mientras Nolde en su ‘Atardecer de otoño’ siente al género humano entre cielo y tierra.
Luz natural y también artificial, máxime cuando aparece el gas y la electricidad. En la obra de Puigaudeau estalla la noche fantástica, con sus luces y colores artificiales. El surrealista Delvaux combina las luces de interiores y exteriores, farola o lámpara para conseguir un ambiente onírico. Son diez nocturnos en la octava edición del programa ‘Miradas cruzadas’, abierto en el
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